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«Fiat lux... et lux facta fuit.»
Efectivamente; la curación de Adela avanzaba
rápidamente, gracias al acierto con que la trataba
el doctor Lacasa.
Aquellas tinieblas que por espacio de tantos años
envolvieron sus ojos, empezaban á disiparse.
La luz se iba abriendo camino á través de sus
párpados; las sombras huían, como huye la niebla
en el invierno, impulsada por los rayos del sol.
Ya vela cierta claridad, que iba haciéndose más
intensa poco á poco.
El doctor cubrió sus ojos con una venda, pres-
cribiendo que no saliera de una habitación, cuya
luz estaba sabiamente debilitada.
Conforme se acercaba el día de la gran beses,
de la prueba decisiva, la emoción se iba apoderan-
do de todos los individuos de E casa q.. rodeaban -
á la ciega. | |
TOMO IU. e 1