Full text: Tomo 2 (002)

1066 ¿LA CIEGA DEL MANZANARES. 
La esperanza estaba en todos los pechos, no 
excluyendo la duda de todos los espíritus, porque 
el doctor no soltaba prendas que pudieran compro- 
meter su reputación. 
- La misma Adela estaba triste en medio de su 
ansiedad. 
—¿No tienes esperanza, pobre niña?—le pregun- 
taba la condesa. 
-—Sí que la tengo, pero es menor que mi des- 
aliento. | 
—No hay motivo para que pienses así. Tu cura- 
ción es casi segura. 
—¡Quién sabe! 
-—El doctor hace lo que puede. 
—¿Pero podrá más que mi dolencia?... ¿más que 
la voluntad de Dios? Es muy triste considerar que 
la prueba pudiera salir fallida... entonces... ¡qué 
horror!... ¡ciega para siempre!... ¡ciega, la que ha 
esperado ver! 
—¡Adela!... i : 
—Antes no me afligía este pensamiento; me ha- 
1 acostumbrado ya á permanecer en las tinieblas 
(ue me rodean, porque había oído de labios auto- 
rizados que mi desgracia no tenía remedio... 
—Pero ya sabes que el doctor opina lo con- 
 trario. 
-—SÍ. 
—Que no se trata de lisonjear tus ir 
- porque este engaño sería cruel. 
E eso crece mi ansiedad á _ medida que ge 
 
	        
© 2007 - | IAI SPK
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.