LA CIEGA DEL MANZANARES. 1151
| hará pública hasta que salga un Suplemento á la
EN Faceta, para evitar que los periódicos tergiversen
| la verdad de los hechos.
Precisamente estaba yo en el ministerio de la
Gobernación cuando se ha recibido el telegrama,
y en él he visto el último párrafo, que dice:
«No hay novedad en el cuartel general.»
a
Isabel recobró su alegría con aquellas palabras
del conde. |
Luis estaba bueno, y lo demás la ape
l muy poco. |
1) ¡ Aquella noche se acostó pensando en que pron-
to tendría carta de su prometido, anunciándola su
i regreso.
La enamorada joven ignoraba que la ola revo-
lucionaria batía ya los barrios bajos de Madrid.
Que un hombre de fogosa palabra y de gran
prestigio en el pueblo le excitaba á empuñar las
Armas. | | OS ¡
Mendizábal, perseguido por el gobierno del Re-
vente, hacía tres días que llegó á la Corte disfra-
zado, yendo á esconderse á una casa de los ba-
rrios bajos, á esperar que llegasen sus amigos. !
Todo esto lo ignoraba Isabel, y por eso, su sue-
ño de aquella noche fué feliz. y:
Nuevas fuerzas se agregaron á las atrincheradas de