1152 -LA CIEGA DEL MANZANARES.
en el Bruch, y como Espartero y Seoane habían
tenido que abandonar á Cataluña, la insurrección
se enseñoreó de las poblaciones del llano.
En los campos de Gra, en aquellos mismos en
que años antes el regimiento de Prim había con-
tribuído á causar terrible derrota á las fuerzas del
Pretendiente, formó entonces la división subleva.-
da, fuerte de dieciséis mil hombres.
Había llegado para ponerse al frente de aquella
masa heterogénea de soldados y voluntarios, el que
fué ministro universal, don Francisco Serrano Do-
— mínguez. |
- Entre los que le acompañaban, llamaba la aten-
ción un joven vestido de frac, que nunca se sepa-
raba del duque de la Torre.
Era el después célebre González Brabo.
Las tropas desfilaron por delante del general Se-
rrano con marcialidad, y gritando con entusiasmo:
—i¡Viva la Reina!
Los voluntarios añadían:
—¡A Madrid! ¡A Madrid!
¿Por qué no decirlo? En aquellos improvisados
batallones catalanes formaban muchos bandidos.
El mismo Prim encontró en sus filas á algunos
que meses antes robaron una diligencia en que
iba él.
- Quiso fusilarlos en el acto, pero se contentó con
ponerlos á disposición dela autoridad judicial, que
encontró en ellos méritos suficientes para mandar-
los al silo,