1200 LA CIEGA DEL MANZANARES.
—¿Y dónde vamos á dirigirnos?
—A Galicia; á nuestras posesiones de Vigo, si te
parece bien.
—Puesto que dices que hay que obrar con pre-
caución por lo que pueda suceder, te agradecería
que cuanto antes saliésemos de Madrid.
Hoy, mejor que mañana.
El conde se sonrió cariñosamente.
La contestación de su esposa le ahorraba mucho
camino, pues nunca es grato tener que referir los
- sucesos desagradables con todos sus detalles á los
“seres que amamos, por más que después de pasado
el peligro se les diga todo. |
—Bien; como quieras—repuso el conde.
—Sí; cuanto antes, mejor.
Bastantes disgustos nos ha proporcionado la po-
| lítica, y “justo es que procuremos librarnos de otros
a nuevos; fuera de Madrid estás más seguro.
Además, si crees que en Galicia no puedes vivir
tranquilo, nos vamos al extranjero.
Ante todo, nuestra seguridad —repuso doña Ca-
: A, rolina, á quien la calma del conde no era suficiente
poo para llevar la quietud á su ánimo.
> 0 hace falta tanto.
He elegido nuestra quinta. de Vigo, por ser el
punto más á. propósito para pasar una temporada.
- Allí estamos cerca de Portugal, y dado el caso
la la. frontera.
a
A y
]
1
y
4
v
Y
| Cde que: me persiguieran, puedo atravesar en segui-
En Madrid tengo amigos uN cos > avisarán ¿pane |