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CAPITULO XVIII:
En busca de salvación.
Cuando la reflexión acudió al cerebro de En-
rique y vió tendido á sus piés el cadáver del joro- '
bado, una sacudida de temor experimentó todo su
Cuerpo, y sin darse cuenta de lo que hacía, arras-
tró á Ángela hacia otra de las habitaciones de la
casa, exclamando: ¡
—Me da horror mirar ese cadáver.
La infeliz joven, á quien tantas emociones ha-
bían sumido en un atolondramiento tal que no po-
día darse cuenta de su situación, miró entonces las
Manos de su amante teñidas de sangre, recordó la
prisión de sus amigos, los propósitos y amenazas
de su perseguidor, 6 incapaz de sufrir tantas des-
gracias como en una sola hora se habían amonto-
hado sobre ella, lanzó un grito agudo, desgarra-
dor, que hizo palidecer á nO y cayó al suelo
sin sentido.