LA CIEGA DEL MANZANARES. 307
porvenir, y lo cifraba con fandamento, pues cada
día era mayor su clientela cada día también
| q
podía ahorrar algunos ducados que guardaba en
SU arca.
A su lado no había desgracia que no procurase
remediar, ora con sus consejos y consuelos, ora con
su bolsillo, siempre abierto para el pobre. |
En todo Toledo se conocían sus ideas liberales; O
pero sus adversarios políticos le respetaban, E
Unicamente el populacho desconsiderado, la
gente baja, que envidiaba su honradez y sus aho-
tros, permitíase molestarle alguna vez, sobre todo
cuando les alentaba algún triunfo alcanzado sobre
los liberales por las tropas absolutistas Ó cuando
ocurría algún acontecimiento que ellos considera-
ban como funesto para el partido constitucional |
ya casi extinguido. ¡ e
Este era el maestro Ramón, modelo de esposos y
de padres, adorado de sus operarios y envidiado
por todos esos seres que miran con pesar el bien
ajeno. E | 00
En su taller, todos los que trabajaban eran libe-
rales, y entre los perseguidos constitucionales ya
- era sabido: el punto de rofagio más seguro era la
_ Modesta zapatería de portal donde Lorenzo se
_Albergaba. al
Escritas estas breves palabras sobre el señor
Ramón, volvamos á Juan, q1e, después de caminar
á buen paso, llegaba 4 Madrid 4 cumplir los en-
cargos de Lorenzo. i