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Persecuciones.
El sofocar la insurrección no costó á la Milicia
Nacional más pérdida que la del valiente capitán
don Juan Miguel de la Guardia.
¿Qué le restaba al Gobierno que hacer?
Perseguir á los sublevados.
Los generales y oficialidad del regimiento de la |
Princesa, al ser dispersados por los húsares, em.
prendieron precipitada fuga. 0 7
La luz del sol estaba próxima á iluminar la tie-
rra, y les convenía hallarse lejos de Madrid cuando
luciese el día. |
El general León clavó Jal ciprlelos en el vientre
de su fogoso caballo, y después de vadear el Man-
zanares, tomó el camino de Colmenar Viejo. |
El conde de Belascoain iba triste y con el co-
razón lleno de amargura,
Era la primera vez que había tenido que volver
la espalda al encia