Full text: Tomo 2 (002)

LA CIEGA DEL MANZANARES. 601 
que á las veinticuatro horas de reunido le sentenció 
á muerte. 
Al ser puesto en capilla, solicitó: 
Primero. Mandar el piquete que debía fusilarle. 
Segundo. Dar un viva á Isabel 11 y á los fueros 
de las Provincias Vascongadas. 
Tercero. Manifestar que moría inocente, y que 
esperaba el fallo de la posteridad. 
De estas tres peticiones sólo accedió el fiscal á la 
primera, manifestándole que no le era posible ac- 
ceder á las demás. | 
Montes de Oca demostró palpablemente que en 
día tan terrible no le abandonaba el valor que le 
era car acterístico. pda 
Los sacerdotes que le asistían, á fuerza de rue- 
gos, lograron disuadirle de que mandase el pi- 
quete; mas él añadió que diría lo siguiente, como 
así lo hizo al entrar en el cuadro: 
«Granaderos, si no os mando hacerme fuego, no 
es por falta de valor, sino Aia me lo prohibe la 
Religión. 
Caballero oficial, cumpla usted con su deber.» | 
Acto seguido se puso á rezar el Credo; al llegar E 
al su único hijo sonó una descarga. ) | 
Tres balas le atravesaron el cuerpo; Montes de 
Oca, teniendo las manos metidas en los bolsillos 
de su gabán, dió un paso hacia adelante. 
-—Sonó otra descarga, y entonces cayó á tierra; 
mas viendo un soldado que aún se movía, le aplicó 
la boca del fusil en la sien, y le hizo fuego. 
FONDO e Eo e 76 
 
	        
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