610 LA CIEGA DEL MANZANARES.
que llevaban 4 Portugal los contrabandistas, y el
peligro estaba en que: por coger un contrabando
aprehendiesen á un fugitivo.
Para mayor precaución permanecimos algunas
horas en un carrascal cerca de la frontera, y cuan-
do ya de noche continuábamos la marcha, fué 1n-
terrumpida por un río que supuse sería el Águeda.
Mis compañeros lo creyeron vadeable; mas yo no
quise exponerme á su corriente, que me pareció de-
masiado rápida.
Seguimos por la orilla río arriba, y llegamos á
un pueblo, despues de caminar cerca de una me-
dia hora.
Uno de mis compañeros, dejando su caballo, en-
tró en él á pie con el fin de reconocerle, y desde
una altura á la otra orilla del río vió muchos ca-
rabineros, á quienes dió sin duda la voz de alar-
ma un paisano que pasó á nuestro lado.»
En resumen, después de muchos trabajos, Cór-
doba ganó la frontera portuguesa.
Otros generales y personas ilustres también an-
daban fugitivos. | :
Espartero y sus ministros podían continuar en
sus puestos, mas no tranquilos.
La insurrección estaba vencida, pero no imuert a