Full text: Tomo 2 (002)

  
  
  
LA CIEGA DEL MANZANARES. 7113 
Él mismo vivía allí comprometido. 
El día menos pensado la policía daba con todos 
en la cárcel, porque estaba señalada 4 su vigilan- 
cia, á causa de las personas de malos antecedentes 
que la frecuentaban. 
Efectivamente, poner á la joven en manos de la 
autoridad, era un buen medio para acercarla á su 
hermana, que tal vez la habría reclamado ya. 
No podía dudar de su palabra sobre no delatar 
á la Tuerta ni á León, ocultando que había estado 
en su casa:aquellos cuatro meses. 
Sobre todo, aquel era un verdadero servicio que 
no podía reemplazar con otro 
Negarse á complacerla, equivalía 4 entregarla. 
al libidinoso apetito de su hermano, cuyos bruta- : 
les instintos estaban ya despiertos. | 
En adelante, él, que lo sabía, era el ins 
de cualquier peligro que corriese la joven en aquel 
infame tugurio. | 
Hechas estas reflexiones con LAS: se apresu- 
ró á contestar: 
—Pues bien, Adela, E á la disposición de 
usted. 
—¿No cree exageradas mis quejas? 
—Ni por asomo: haré lo que usted me ordene en 
ese sentido... ¡con harto sentimiento mío! 
—¿Sentimiento? ¡Yo creí que usted se alegraría! 
—¡Como no volveremos á verós! A 
—¿Cómo no? | 
—Una vez que esté en poder de su familia:.. 
TOMO MH. A Pues 
  
  
  
  
  
 
	        
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