Full text: Tomo 2 (002)

        
   
    
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
    
  
  
  
   
  
  
   
  
     
730 LA CIEGA DEL MANZANARES. 
armado con el puñal, que fué á sepultarse hasta el 
pomo en el pecho de su agresor. 
León, al sentirse herido, cayó de espaldas, ex- | 
halando un ¡ay! de muerte. 
Aquel fué el grito que oyeron las dos hermanas. 
El bandido no pudo exhalax otro. 
Casimiro cayó también á su vez, exclamando: 
—¡De una familia que mata!... 
-Una bocanada de sangre le cortó la voz. 
Sus ojos se vidriaron. 
Pero con las ansias de la muerte oprimia el ace- 
ro fratricida, murmurando aún: 
—¡Que mata!... 
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a, 
Aquello fué tan rápido, que cuando la Tuerta 
quiso darse cuenta de lo que había pasado, ya es- | 
— taban sus dos hijos en el suelo, nadando en un NN 
- charco de sangre. | 
La bruja quedó atónita, y se la crispó el ca: 
bello. 
E —¡León!... ¡Casimiro!... ¡hijos míos! —exclamó. 
En seguida corrió hacia la puerta, gritando: 
E socorro!... ¡se han matado!... ¡S0- 
Ccorrooo!.. | 
Las gentes que pasaban la recogieron del suelo 
sin conocimiento. 
  
 
	        
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