Full text: Tomo 2 (002)

  
LA CIEGA DEL MANZANARES. 87 
  
Ñ vir, bajo un pretexto que presentó su esposo, á UD 
Fi pueblo inmediato para que no notase el embarazo: 
] de su hermana y para que los amantes se entrega- 
sen libremente á su amor. ¿Verdad que esto es 
atrozmente infame? 
Juana guardaba silencio; pero su palidez era 
grandísima. | 
—¿Qué tienes?—la preguntó Emilia. —¿Acaso te 
sientes mal? Seré breve, no quiero molestarte más; 
pero no te marches—siguió pesas al ver que 
Juana procuraba levantarse; —voy 4 concluir mi. 
historia. Verás qué miserables eran el marido y la 
hermana de aquella infeliz mujer á que hagore-- 
ferencia. | | | 
—¡Emilia! —eritó Juana, presa de una ira que 
la ahogaba. | 000 | 
—¡Bah! No te alteres, hermana. Ten un poco de 
calma; ¡he tenido yo tanta!... Coneluyo en seguida. 
¿Estábamos?... ¡Ah, sí; en que la esposa se fué á un 
pueblecillo con su hija! Pues bien, poco después el 
marido fué por ella, diciéndola que su hermana... 
—i¡Basta, basta! Conozco la histori ia, interr um- 
ae Juana. —¿Qué quieres, dí?.. 
—¡Ah! La conoces; ¿y alin te la ha referido? 
¿No es verdad que no puede darse condición más 
infame? - 0 ; | SL 
¡Pero tú no sabes que aquella infeliz esposa 
adoptó 6 hizo pasar por hija suya al fruto de-aque- 
llos criminales amores! ¡No sabes lo que núbeta ES 
aquella esposa cuando miraba retratada en la que de 
  
  
  
  
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