Full text: Tomo 2 (002)

  
  
  
  
  
    
LA CIEGA DEL MANZANARES, 1 
   
   
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
   
  
—Y eso que yo hago todo lo posible para no de- 
jarlos solos. | ¡ 
—Mira; Casimiro, con su honradez estúpida, es 
un Verdadero estorbo en casa; no es la vez primera 
que nos ha estropeado un negocio, y debieras po- 
nerle en la del rey. 
—En efecto; ese chico nos deshonra... el caso 
es, que con su exterior humilde y simpático pu- 
- diera servirnos de mucho; nadie sospecharía de él 
en ciertos negocios. GO 
—Es preciso que le hables, y si no se decide á 
entrar en la cofradía, que tome el tole; ¡me revien- 
tan las gentes gazmoñas! 
—No parece hijo de su padre. 
—Ni hermano de su hermano. | E 
—¡Demonche, qué mañana! No puede estar más 
perra... apenas anda gente por la calle. 
—Yo necesitaba dinero. 
—Pues lo que es hoy, la limosna que recoja- 
mos... y de lo Otro, no se da un golpe. 
—El oficio se va poniendo que... 
—Va á ser preciso buscar otro más decorativo. 
La Tuerta, sin. duda, quiso decir «luerativo. » 
León la interrumpió , pisándola einer nos | 
un pie. 
-—¿Qué es eso?—dijo, 
—Qalla. | ip 
- En aquel momento se codeó. con ellos, que ocu- Ea 
paban la acera, una señora envuelta en un lujos 
Des de e terciopelo, forr ado de pieles. : 
  
    
	        
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