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El carácter de Elisa es digno de detenido estu-
dio: arrebatado, violento, indomable; en una pa-
labra, “jamás se inclinaba al bien, siendo la ambi-
eión su norte.
Durante los primeros meses de habitar en com-
pañía de su cuñado y de su sobrina, nada digno
de mención ocurrió en aquella casa.
Pero llegó un día en que Elisa quiso constituir-
se en dueña y señora de aquel domicilio; un día en
que se propuso ser la soberana y hacer de Ramón
su esclavo, y con poco trabajo consiguió su propó-
sito. Ramón cayó envuelto en las redes que le ten-
diera su cuñada, y ésta ocupó en absoluto el lu-
car de su difunta hermana.
LA CIEGA DEL MANZANARES.
Amalia, pues, se crió al lado de Elisa, y de ésta
recibió su educación; pero felizmente la joven era
de condición diametralmente opuesta á la de su
tía. Ni podían darse sentimientos más puros que
los suyos, ni un corazón más predispuesto al bien,
ni un alma más sensible y apasionada.
Cuando Amalia, cuya naturaleza se había des-
arrollado pródigamente, llegó á cumplir quince
años, experimentó la primera impresión de su al-
ma, sintió interesarse su corazón por un ser, y sin
darse cuenta de ello, vióse envuelta en una pasión
que fué la causa de largos años de martirio y su-
frimientos.