916 LA CIEGA DEL MANZANARES.
—Ya lo sé. Vamos á ver, ¿qué tienes que hacer?
—Nada, «hasta: las cinco. A esa hora iré á la
redacción á llevar mi revista de salones.
—¿La tienes ya hecha?
+BL,
—Tráela.
—Aquí está.
Andrés, después de leerla, dijo á Ricardo:
—Me parece corta; no estará de más añadir unas
cuantas líneas. |
Pidió recado de escribir, y en una cuartilla re-
dactó un bombo descomunal.
—¿No habrá inconveniente en pubiicar esto?
—$Si quieres leerlo —dijo Ricardo,—te escu-
—chamos. | |
—Atención. He aquí lo que he añadido á tu re-
vista: 0
«Continúa hablándose de la boda del duque de
San Mamerto con la marquesa de Riodorado.
La virtud, la belleza y la gracia van á unirse á
la riqueza, al desinterés y al talento. La fiesta que
con motivo de tan simpático enlace se prepara
será magnífica. El baile se celebrará en. un sun-
tuoso salón de estilo árabe, que el opulento duque
ha mandado construir. |
Los trabajos de decorado serán hechos por mon-
sieur Branet, quien ha luchado durante mucho
tiempo con grandes dificultades, hasta que ha en-
contrado un artista que se encargue de tan delicada
Obra. |