Full text: 2.a série, tomo 7 (1866) (1866,7)

   
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esto: yo voy 'Ú pasar dos dias en Londres 
" para entregar mi manuscrito y llevaré conmi- 
go á Juana, cuya sorpresa será tal que olvi- 
dará completamente á Hugues. 
—i¡ Vais á Londres ! 
—Marcho esta noche , porque es absoluta - 
mente preciso, pues acabo de recibir una 
carta que me obliga á ello. Mi intencion era 
decirtelo cuando paseáramos. Vé á ponerte tu 
sombrero y tu chal y saldremos en seguida, 
pues ya he concluido lo que tenia que hacer, 
Elinor fué á prepararse para el paseo, pero 
antes de entrar en su cuarto, corrió 4 decir 
á Juana que estuviese pronta para marchar 
con su padre que la iba á lleyar á Londres 
aquella misma noche. 
Juana podia apenas dar crédito á sus oidos; 
pero tomando aquella noticia por una órden 
comenzó á preparar sus Cosas sin preguntar 
mas, aunque agitada con cierta inquietud 
mezclada de una vaga esperanza, 
No conocia á Londres, y por lo tanto miró 
con ávidos ojos á su alrededor , al recorrer al 
dia siguiente con su padre las calles de la 
ciudad. Brillaba el sol en la calle de San Jai- 
me , atravesaba la luz el arco de palacio fi- 
jando sus rayos en el gran reloj, veianse en 
el patio brillantes 'unifornfes, ofanse los pa- 
sos de los soldados que iban á relevar la 
guardia, y las ventanas de los clubs y de las 
tiendas dejaban ver sus mas magníficos espe- 
jos de un'brillo sin igual. . 
—Esta calle conduce por un lado al Par- 
que, Juana, le dijo Ferrol, y por el otro á 
Pall mall; ¡por que lado quieres ir? En cuan- 
to á mí me es igual. 
—¡ Oh! no yayamos al Parque, papá. 
, —Lo comprendo; no deseas ver campo y 
árboles, Esta calle es muy hermosa ¡no es 
verdad * pero no es nada en comparacion de 
Paris. ] 
. —Sin embargo es magnifica, contestó la 
jóven con admiracion. Ñ 
¿No olvidemos que de todas las cosas boni- 
tas que habia en Pall-mall, incluso las her- 
mosuras que durante aquellas veinte y cuatro 
horas atravesaron aquel sitio en coche, Juana 
era á no dudarlo la mas perfecta y la mas 
hermosa Mejillas sonrosadas de ideal frescu- 
ra, cejas delicadamente trazadas sobre la mas 
noble y blanca de todas las frentes, cabellos 
castaños y sedosos, facciones de una forma 
exquisita , revelando la. gracia y un carácter 
lleno de dulzura, talle esbelto, movimientos 
graciosos y rápidos, y en fin, toda la encanta - 
dora modestia de una jóven que no conoce su 
valor, k : 
_Juana llegaba á Londres en el momento 
de hallarse en el apogeo de sus gracias y her- 
Inosura , y ninguno de-aquellos cuyo corazox 
PABLO FERROL. 
estaba libre pasó á su lado sin quedarse con- 
templándola por mucho tiempo. La jóven no 
se apercibia de ello ni su padre tampoco, pues 
ambos iban absortos en sus propios pensa- 
mientos : la una no veia mas que el presente 
y el nuevo mundo donde acababa de entrar; 
el otro no pensaba mas que en el pasado , en 
el porvenir y en la ausencia. 
Una voz dirigida 4 Ferrol fué al fin á sa- 
carle de sus meditaciones. Salió de un tilburí 
detenido á la puerta de un club y del cual ba- 
jó lord Ewyas que fué á coger de la mano al 
caballero, 
—j¡ Al fin os encuentro |! exclamó el noble 
lord que no habia visto á Ferrol desde la yuel- 
ta de la familia, Me alegro mucho de veros ; 
¡estais todos en buena salud ? 
Al decir estas palabras fijóse su mirada en 
la jóven que no le reconocia. 
—Esta señorita no se acuerda ya de mí, 
prosiguió lord Ewyas; permitid que evoque 
sus recuerdos , pues no se puede aceptar el ol- 
vido de tan encantadora jóven. 
Y con la paternal galantería de un anciano 
cogió las dos manos de Juana estrechándolas 
entre las suyas, RuboriZ6se la jóven, aumen- 
tando de este modo su hermosura , y en su 
turbacion no oyó bien el nombre que la decia 
su padre. 
—Bien, bien, añadió lord Ewyas, ya ha- 
remos mas conocimiento , y estoy seguro que 
antes de poco no habrá nadie que no me en- 
vidie el derecho que tengo de ser vuestro 
amigo. 
—Desgraciadamente es imposible , contestó 
Ferrol sonriendo, pues volvemos pasado ma- 
ñana á la Torre. He traido á mi hija solamente 
para que echase una ojeada sobre Londres, 
que no habia visto nunca. 
—Mas imposible es que partais 4 los dos 
dias; vos no podeis permitir esto, señorita 
Ferrol, 
Juana miró á su padre asombrada, como si. 
nada hubiese podido admirarla mas que oir 
decir que habia cosas que ella no podria to- 
lerar, Aquella. mirada era deliciosa y lord 
Ewyas quedó encantado de ella, 
—Decidme sin embargo, añadió , dónde vi- 
vís, pues mi esposa tratará de persuadiros y 
creo que tenga sobre vos mas influencia que 
yo. : 
—0s aseguro que es absolutamente preciso 
que me marche dentro de dos dias, porque 
no hemos venido mas que á verá Mivart, 
Adios, milord, os doy gracias por vuestra 
acogida. ; a 
'Y presentando el brazo 4 su hija continuó 
su paseo. : 
—Es inútil hacer visitas ni recibirlas cuan - 
do no va uno á quedarse mas que dos dias e n 
Q 
  
  
  
  
 
	        
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