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esto: yo voy 'Ú pasar dos dias en Londres
" para entregar mi manuscrito y llevaré conmi-
go á Juana, cuya sorpresa será tal que olvi-
dará completamente á Hugues.
—i¡ Vais á Londres !
—Marcho esta noche , porque es absoluta -
mente preciso, pues acabo de recibir una
carta que me obliga á ello. Mi intencion era
decirtelo cuando paseáramos. Vé á ponerte tu
sombrero y tu chal y saldremos en seguida,
pues ya he concluido lo que tenia que hacer,
Elinor fué á prepararse para el paseo, pero
antes de entrar en su cuarto, corrió 4 decir
á Juana que estuviese pronta para marchar
con su padre que la iba á lleyar á Londres
aquella misma noche.
Juana podia apenas dar crédito á sus oidos;
pero tomando aquella noticia por una órden
comenzó á preparar sus Cosas sin preguntar
mas, aunque agitada con cierta inquietud
mezclada de una vaga esperanza,
No conocia á Londres, y por lo tanto miró
con ávidos ojos á su alrededor , al recorrer al
dia siguiente con su padre las calles de la
ciudad. Brillaba el sol en la calle de San Jai-
me , atravesaba la luz el arco de palacio fi-
jando sus rayos en el gran reloj, veianse en
el patio brillantes 'unifornfes, ofanse los pa-
sos de los soldados que iban á relevar la
guardia, y las ventanas de los clubs y de las
tiendas dejaban ver sus mas magníficos espe-
jos de un'brillo sin igual. .
—Esta calle conduce por un lado al Par-
que, Juana, le dijo Ferrol, y por el otro á
Pall mall; ¡por que lado quieres ir? En cuan-
to á mí me es igual.
—¡ Oh! no yayamos al Parque, papá.
, —Lo comprendo; no deseas ver campo y
árboles, Esta calle es muy hermosa ¡no es
verdad * pero no es nada en comparacion de
Paris. ]
. —Sin embargo es magnifica, contestó la
jóven con admiracion. Ñ
¿No olvidemos que de todas las cosas boni-
tas que habia en Pall-mall, incluso las her-
mosuras que durante aquellas veinte y cuatro
horas atravesaron aquel sitio en coche, Juana
era á no dudarlo la mas perfecta y la mas
hermosa Mejillas sonrosadas de ideal frescu-
ra, cejas delicadamente trazadas sobre la mas
noble y blanca de todas las frentes, cabellos
castaños y sedosos, facciones de una forma
exquisita , revelando la. gracia y un carácter
lleno de dulzura, talle esbelto, movimientos
graciosos y rápidos, y en fin, toda la encanta -
dora modestia de una jóven que no conoce su
valor, k :
_Juana llegaba á Londres en el momento
de hallarse en el apogeo de sus gracias y her-
Inosura , y ninguno de-aquellos cuyo corazox
PABLO FERROL.
estaba libre pasó á su lado sin quedarse con-
templándola por mucho tiempo. La jóven no
se apercibia de ello ni su padre tampoco, pues
ambos iban absortos en sus propios pensa-
mientos : la una no veia mas que el presente
y el nuevo mundo donde acababa de entrar;
el otro no pensaba mas que en el pasado , en
el porvenir y en la ausencia.
Una voz dirigida 4 Ferrol fué al fin á sa-
carle de sus meditaciones. Salió de un tilburí
detenido á la puerta de un club y del cual ba-
jó lord Ewyas que fué á coger de la mano al
caballero,
—j¡ Al fin os encuentro |! exclamó el noble
lord que no habia visto á Ferrol desde la yuel-
ta de la familia, Me alegro mucho de veros ;
¡estais todos en buena salud ?
Al decir estas palabras fijóse su mirada en
la jóven que no le reconocia.
—Esta señorita no se acuerda ya de mí,
prosiguió lord Ewyas; permitid que evoque
sus recuerdos , pues no se puede aceptar el ol-
vido de tan encantadora jóven.
Y con la paternal galantería de un anciano
cogió las dos manos de Juana estrechándolas
entre las suyas, RuboriZ6se la jóven, aumen-
tando de este modo su hermosura , y en su
turbacion no oyó bien el nombre que la decia
su padre.
—Bien, bien, añadió lord Ewyas, ya ha-
remos mas conocimiento , y estoy seguro que
antes de poco no habrá nadie que no me en-
vidie el derecho que tengo de ser vuestro
amigo.
—Desgraciadamente es imposible , contestó
Ferrol sonriendo, pues volvemos pasado ma-
ñana á la Torre. He traido á mi hija solamente
para que echase una ojeada sobre Londres,
que no habia visto nunca.
—Mas imposible es que partais 4 los dos
dias; vos no podeis permitir esto, señorita
Ferrol,
Juana miró á su padre asombrada, como si.
nada hubiese podido admirarla mas que oir
decir que habia cosas que ella no podria to-
lerar, Aquella. mirada era deliciosa y lord
Ewyas quedó encantado de ella,
—Decidme sin embargo, añadió , dónde vi-
vís, pues mi esposa tratará de persuadiros y
creo que tenga sobre vos mas influencia que
yo. :
—0s aseguro que es absolutamente preciso
que me marche dentro de dos dias, porque
no hemos venido mas que á verá Mivart,
Adios, milord, os doy gracias por vuestra
acogida. ; a
'Y presentando el brazo 4 su hija continuó
su paseo. :
—Es inútil hacer visitas ni recibirlas cuan -
do no va uno á quedarse mas que dos dias e n
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