medio, 6 sea la del aire, será poco importan-
te, pues como la atmósfera terrestre no tiene
mas que cuarenta millas (unas 16 leguas), con
una rapidez de doce mil yardas, el proyectil
la atravesará en cinco segundos, y ese tiem-
po es bastante corto para que consideremos
insignificante la resistencia del aire. Pasemos
pues á la atraccion de la tierra, ósea á la pe-
santez de la granada. Es sabido que esa, pe-
santez disminuye en razon: inversa del cuaí
drado de las distancias, y en efecto, he aqu-
lo que la física nos enseña : cuando un cuer-
po abandonado á sí mismo cae á la superficie
de la tierra , la caida; es de quince piés (1) en
el primer segundo; y si ese mismo cuerpo
fuese trasladado 4 doscientas cincuenta y sie-
te mil quinientas cuarenta y dos millas, 6 en
otros términos, á la distancia en que se halla
la luna, la caida se reduciria 4. cosa de media
linea en el primer segundo. Es casi la inmovi-
lidad. Trátase.pues de vencer progresivamen-
te la accion de. la pesantez. ¡Cómo lo alcan-
zaremos!. Con la: fuerza de impulsion,
— Abi está. el toque, respondió el mayor,
—Si, por cierto, añadió el presidente., pe-
ro triunfaremos de; todo, pues la fuerza im-
pulsiva que, necesitamos resultará, de la lon-
gitud de la máquina y de la cantidad de pól-
vora. empleada , no siendo esta .Jimitada: sino
por la resistencia, de.:aquella.. Ocupémonos
pues hoy. de las dimensiones del cañon. en la
inteligencia de que podemos establecerlo.en
condiciones de resistencia por decirlo asi inde-
fivida, por cuanto'.no está. destinado Áá ma-
niobras.
—Todo eso es evidente, : respondió el “ge-
neral Morgan. 1da
—Hasta aquí, «dijo Barbicane, los cañones
mas largos , nuestras enormes: columbiads,
no han pasado:de veinte y cinco piés de lar-
go; vamos pues: 4 dejar muy maravillados á
la gente con llas:¡ dimensiones que habremos
de adoptar. +! 2:
—¡ Oh !' sin duda, -éxclamó Maston: Por mi
parte pido un cañon de media milla al menos
de largo; ca :
—¡ Media milla 1 prorumpieron el mayor
y el general.
—Sí, media milla, y:aun serála mitad corto.
—Ea, Maston , replicó Morgan, vos exa-
gerais,
(1), O sean :4 metros 90 centimetros en el
_ Primer seguodo; á la primera distancia en
que se ¡halla la Juna, la caida solo seria de 1
milímetro. y, un tercio, ó 590 milésimos de li-
nea,
—¡ No tal 1 repuso el fogoso secretario, y.
Ji
492 DE LA TIERRA
en verdad no sé por qué me tildais de exa-—
gerado,
—Porque vais demasiado léjos
—Sabed, caballero, respondió JT. Mas-
ton con vehemente arrogancia , sabed que el'
artillero es como la bala : ¡nunca puede ir de--
masiado léjos !
La discusion degeneraba en personalidades,
y el presidente intervino.
—Calma., amigos mios, y .razonemos. Es-
menester evidentemente un cañon muy largo,
pues la longitud. de la pieza acrecentará la:
detencion de los gases acumulados debajo del:
proyectil ; ¡pero..es inútil pasar de ciertos-li-
mites, : ' é
—¡Justo | dijo el mayor,
—¿Cuáles son.las reglas usadas en seme-
jante caso? Ordinariamente, la longitud. de:
un cañon es veinte 6. veinte y cinco veces el
diámetro.de la bala, y pesa doscientas treinta»
y cinco Ó doscientas cuarenta yeces su peso,
¡No basta , no.basta |. exclamó. Maston>
con impetu.
—Lo concedo, amigo mio; yen efecto, si-
guiendo esa proporcion. para un proyectilide
nueve piés de diámetro y veinte mil librás-de-
peso, la máquina solo tendria doscientos vein-
te y cinco piés de largo y siete millones dos-
cientas mil, libras. de peso.:..
—¡ Es ridículo! repuso Maston..'.¡ Tanto:
valiera tomar una pistola | :
—Soy de la misma opinion, respondió Bar-.
bicane ; por eso. me propongo: cuadruplicar
esa ' longitud. y fabricar un cañon. de :noye-=
cientos piés, í
El general ¡y el mayor hicieron algunas ob-
jeciones 5: pero, la anterior «propozicion:; com
calor sostenida por el secretario. del comité;
fué definitivamente aprubada, ;
—Abhora, dijo Elphiston, ¿qué grueso da--
mos á las paredes;?
"Seis piés, respondió Barbicane:;
—¡ Por supuesto que no pensais levantar:
semejante masa sobre una cureña ? preguntó»
el mayor; [ : JE mo
-——¡Seria una cosa soberbia! profirió Mas-
ton.
—Pero impracticable, respondió Barbica-
ne; no, yo.pienso vaciar,/la máquina 'én eY
suelo mismo , asegurarla con aros de hierro:
y rodéarla: de una gruesa capa de cal y canto,
de modo que participe de toda la nee ines
del terreno adyacente. Una vez vaciada li
pieza, se pulirá con esmero el:alma y se le:
señalará el calibré, de manera que impida-el
viento (1) de la bala ; así no habrá desperdi--
(1) Espacio que á veces. existe entre el pro--
yectil y el alma de la pieza,
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