Full text: segunda série, tomo 8 (1866) (1866,8)

  
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Tomás es el humilde precursor que se ade- 
lanta á su amo como el pez piloto que precede 
al tiburon. 
En efecto, sir Leicester y milady llegan el 
dia siguiente por la tarde, acompañados de 
sus numerosos criados y seguidos muy pronto 
de una multitud de parientes que acuden de 
todos lus puntos del horizonte. 
De lo cual resulta que durante varias se- 
manas se ven vagar por todo el país, espe- 
cialmente per los sitios en que Doodle se es- 
parce en lluvia de oro y raudales de cerveza, 
misteriosos caballeros que son seres de carác- 
ter bullicioso que van y vienen de un lado á 
otro y nunca hacen nada, : 
Sir Leicester reconoce en esta ocasion la 
ventaja de tener una extensa parentela; na- 
- die figura mejor en una comida de caza que 
el distinguido Bob Stables , y difícilmente se 
encontrarían ciudadanos de la vieja Inglaterra 
mas dispuestos á correr de comité en comité 
como los demás primos del baron. 
Volumnia no brilla por la inteligencia , pe- 
ro es una verdadera Dedlock , y ciertas gen- 
tes aprecian aun su conversacion franca y sus 
charadas francesas que han llegado á hacerse 
nuevas de puro viejas, y consideran como 
una dicha darle la mano para conducirla á la 
mesa Ó para bailar con ella. Bailar es algunas 
veces una obra de patriotismo , y en estas 
ocasiones solemnes Volumnia. salta constante - 
mente por la ingrata patria que le niega una 
pension. 
Milady sigue delicada y se ocupa poco de 
sus huéspedes; no se presenta en el salon 
hasta una hora muy avanzada , pero anima 
con su presencia las comidas y los bailes so- 
poríferos que se dan en las grandes ocasio= 
Nes. 
- Sir Leicester cree completamente imposible 
que quien tiene la dicha de ser recibido en 
Chesney-Wold pueda carecer de nada, y 
encerrándose en una satisfaccion llena de gran- 
deza va y viene en medio de aquella nume- 
rosa sociedad en la que produce el efecto de 
un poderose refrigerante. 
Los primos, que han trotado todo el dia 
con guantes de piel de gamo y létigo de caza 
por los condados , y con guantes de cabritilla 
y baston por los pueblos, le cuentan todo lo 
que han visto en las asambleas electorales, y 
el respetable baron les dirige una arenga á los 
postres y habla despues con Volumnia de la 
situacion política , de lo cual deduce que esta 
última es una mujer mas formal de lo que se 
figuraba, Su 
—¿ Cómo van nuestros negocios ? pregunta 
la dama al baron que sale de la mesa y vuel- 
ye al salon rodeado de sus primos. 
—Medianamente, responde sentándose cer- 
LA CASA 
ca de la chimenea , donde hay fuego para él á 
pesar de estar en verano. 
— ¿Solo medianamente ? exclama Volum- 
nia com expresion de duda, 
—He dicho medianamente , repite sir Lei- 
cester con tono firme y cierto desagrado que 
significa: No soy un hombre ordinario, y 
cuando me sirvo de una palabra se ha de sa- 
ber que es la que conviene. 
—¿ No hacen al menos oposicion á vuestra 
candidatura 1 dls 
—No, Volumnia ; este desgraciado país ha 
perdido la razon sobre muchos puntos ; siento 
decirlo , pero... 
—No es bastante insensato para llegar á 
es? extremo. 
Esta interrupcion hace recobrar la privanza 
á miss Dedlock, 
-En cuanto á su observacion es completa- 
mente supérflua; sir Leicester no presenta 
nunca su candidatura á los electores mas que 
como un pedido ventajoso que deben ejecutar 
en el acto, y se contenta en cuanto á las dos 
plazas menos importantes que le pertenecen 
.con designar los individuos que deben ocu- 
parlas, significando á sus proveedores que «se 
dignen trasformar estos materiales en dos in- 
dividuos del parlamento y de enviárselos 
cuando estén terminados, » E 
—Siento, sin embargo, Volumnia , conti- 
nua el baron, tener que deciros que en mu- 
chos puntos el pueblo ha manifestado nn es- 
píritu revolucionario y que el gobierno ha en- 
contrado en dichos sitios una oposicion de 
mal carácter. 
-—¡ Miserables! responde miss Dedlock. 
—Y hasta en la mayor parte de los casos, 
prosigue el baron dirigiendo la mirada á los 
primos dispersos por el salon , en que el go- 
bierno ha triunfado de los facciosos (adver- 
tiremos de paso que los Coodlistas son faccio- 
sos para los Doodlistas y recíprocamente ), 
siento decirlo y confesarlo por la honra de In - 
glaterra, la buena causa solo ha triunfado á 
costa de enormes sacrificios... de centepares 
de libras esterlinas , añade el baron con ade- 
man profundamente indignado. 
Miss Dedlock tiene un defecto , y es el ser 
algo ingenua , cualidad graciosa á los quince 
años, pero que cae muy mal con el afeite que 
cubre sus mejillas. 
—¿Por qué los hacen? pregunta con in- 
oportuna ingenuidad, 
—¡ Volumnia | dice sir Leicester con tono de 
reproche. ¡ Volumnia ! 
—No, no, soy estúpida; no queria decir 
eso, ¡Qué lástima | exclama miss Dedlock con 
entusiasmo, 
—Me alegro , Volumnia, responde sir Lei- 
cester de oiros decir: ¡qué lástima! Es en 
  
 
	        
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