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—Lo has adivinado , dijo el veterano inter=
»umpiéndole ; bien conozco que la idea de
«servir te disgusta , pero á mí me sucede tedo
lo contrario. Tú no estás acostumbrado á re-
«cibir órdenes, yo si; tú sabes conservar á tu
alrededor el órden y la disciplina, yo necesi-
to que otros se ocupen en esto por mí y que
me impongan una regla. Tú y yo no anda-
mos al mismo paso ni yemos las cosas desde
iguales puntos de vista; nada digo de mis
modales soldadescos, porque veo que ayer
moche estuve bien entre vosotros y me pare-
ce que no habian de ser aquí muy notados ;
pero es lo cierto que estoy aun mejor en
Chesney Wold; hay allí mas espacio, y una
mala yerba de mas apenas si se conoce. Ade-
más importa que nuestra anciana madre viva
rontenta sus últimos años y por todas estas
razones acepto desde ahora la proposicion del
señor baron, Cuando venga el año próximo
para acompañar á la novia, Ó quizás antes,
ya puedes pensar que procuraré dejar á un
lado á la brigada de sir Leicester Dedlock 6 á
lo menos no hacerla maniobrar en tu territo-
rio. De todos modos te doy gracias, y con or-
gullo estoy ya pensando en la familia de los
Rouncewell de la cual serás el tronco.
—Tú sabes lo que te conviene, Georges, y
te conoces á ti mismo, dijo el hermano mayor
correspondiendo con calor al apreton de ma -
no del sargento ; sigue el camino que te con- *
“venga, pero con tal que en adelante ni tú ni
yo estemos perdidos el uno para el otro.
—No lo querrá Dios; antes de separarnos,
hermano , quisiera pedirte que me hicieras el
favoi de pasar los ojos por una carta que yo
he escrito. La he traido para mandarla desde
aquí, pues el timbre de Chesney-Wold qui-
zás causaria pena á la persona f quien va di-
_ rigida. No tengo práctica en esu de cartas, y
quisiera que esta estuviese concebida en tér-
minos exactos y delicados.
Al decir esto Georges presentó á su herma-
mo una carta escrita con tinta algo blanca,
con una letra redonda , apretada y correcta,
en la cual el maestro herrero leyó lo siguien-
te: 10S
«Miss Ester Summerson :
» El inspector Bucket me ha dicho que una
-carta dirigida á mi ha sido encontrada entre
los papeles de cierto individuo , y esto hace
que me tome la libertad de manifestaros que
dicho billete contenia únicamente algunas lí-
neas escritas, desde el extranjero, por una
persona que me rogaba entregar á una lady
jóven y hermosa, no casada todavía, una Car:
ta que iba á él adjunta, encargo que cumplí
religiosamente. EEN
»Me tomo además la libertad de deciros que
-dicho billete me fué pedido para cotejar la
LA CASA |
letra , que á no ser por esto nada habria sido
bastante á arrancármelo, pues creyéndolo mas
seguro en mi poder que en el de otra persona
alguna , solo con la vida me lo habrian arre-.
batado.
y Añadiré tambien que á pensar que el in-
feliz gentleman estuviese aun con vida, no
me habria dado paz ni tregua hasta descubrir
su paradero y partir con él mi último mara-
vedi, á lo cual me habrian impulsado deber
é inclinacion ; pero se habia dicho oficialmen -
te que estando á bordo de un buque habia
caido al mar durante la noche y se habia aho-
gado en un puerto de Irlanda pocas horas
despues de su llegada de las Indias occiden-
tales, y esto mismo oí confirmado por oficia:
les y marineros de la tripulacion,
» Y finalmente, me tomo la libertad de de-
ciros humildemente , como corresponde á un
simple miembro del ejército , que soy y seré
siempre vuestro adicto y muy respetuoso 2” -
mirador; y que profeso por las dotes que po-
seeis en tan alto grado, mas aprecio del que
me permiten expresar los límites de esta
carta,
» Tengo el honor de ser vuestro obedientí-
simo servidor ]
» GFEORGES.»
—Muy ceremonioso está eso, dijo M, Roun-
cewell doblando la certa y manifestando en
- gu semblante no saber qué. significaba todo
aquello,
—Pero ¿te parece si hay algo que no pueda
decirse á una señorita de raras prendas? pre-.
guntó el sargento.
-——Nada absolutamente, contestó el maestro
herrero, : ]
Cerrada y colocada la carta encima de la
mesa de M. Rouncewell para ser llevada al
correo con la correspondencia del día, Georges
se despide cordialmente de todos los miem-
bros de la familia y se prepara para partir,
cuando su hermano que no queria separarse
de él tan pronto, le ofrece acompañarle en
carruaje hasta el punto en que debe hacer
noche y estar en su compañia hasta el dia si-
guiente, montando un criado en esta primera
parte del viaje el caballo tordo de Chesney-
Wold. La proposicion es aceptada con ale-
gría, y 4 ella sigue una agradable. carrera
en tilburí y luego una corrida y un desayu-
no que no lo son menos, acompañado todo
ello de conversaciones y expansiones frater -
- nales.
Por fin despues de muchos apretones de
manos, los dos hermanos se separan , el her-
rero con el rostro vuelto á la humareda y á
las fraguas y el sargento á la verde campiña ;
y poco avanzada estaba aun la tarde cuando
—