538 e EISTORIA DE UN RECLULA.
de 1814, nos casamos Catalina y yo. El señor
“Goulden que nos amaba como á hijos, me
habia tomado por socio en su comercio; vi-
víamos juntos en el mismo nido y éramos por
fin los séres mas felices del mundo.
Entonces las guerras habian concluido , los
«aliados volvian á sus casas de etapa en etapa,
el emperador habia partido para la isla de El-
ba, y. el rey Luis XVIII nos habia dado li-
*bertades razonables. El tiempo de la juventud,
del amor, del trabajo y de la paz habia vuel-
to. Podiase esperar en lo porvenir, podíase
«creer que cada uno, con buena conducta y
«economía , llegaria á crearse una posicion, á
«conquistar el aprecio de los hombres honrados,
y é educar su familia , sin temor de tener que
“volver al servicio,*
El señor Goulden, que no estaba muy con-
tento de ver que volvian los antiguos reyes y
los antiguos nobles, pensaba sin embargo que
¿Ss gentes habian sufrido demasiado en el
extranjero para comprender que no estaban
solos en el mundo y que debian respetar nues-
- tros derechos; pensaba tambien que el empe-
rador Napoleon tendria el buen sentido de
mantenerse quieto... pero se engañaba : — los
Borbones habian vuelto con sus antiguas ideas,
¡y el emperador solo esperaba el momento de
tomar su desquite. ra A a
Todo eso.debia traernos todavía muchas mi-
serias, y Os las contaria con sumo gusto, ei
esta historia no me pareciese bastante larga
por ahora. Aquí nos detendremos pues hasta
nueva órden. Si las personas razonables me
dicen que he hecho bien en escribir mi cam -
- paña de 1813, que eso puede ilustrar á la ju-
ventud sobre las vanidades de la gloria mili-
tar, y enseñar que solo en la paz, la libertad
y el trabajo está la verdadera felicidad, en-
tonces continuaré la narracion de los aconte-
* cimientos, y os contaré la batalla de Water-
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