56 EL TRIBUNAL
Hé aqui 'cuanto por ahora tenemos que decir
de Raul de Lancaste.
Con respecto al comendador, no hay necesidad
de que demos muchas explicaciones: si. carácter,
lo mismo que sus ideas, es cosa ya bien conocida
por el lector.
Apegado á sus principios y á sus preocupacio=
nes, era severo hasta la. exajeracion, duro, inflexi-
ble, intransigente y tenaz hasta el punto de que se
hubiese dejado morir cien veces antes que rebroce-
der ni hacer el sacrificio de ninguna de sus ideas.
Aunque amaba á su hija, era más el amor que
tenia á lo que él llamaba sus deberes, y antes que
ceder en este punto, estaba dispuesto á-perder para
siempre á la heredera desu nombre.
Cuando Raul llegó 4 la córte, se encontraba el
comendador en Italia desempeñando una comision
importantísima confiada por el rey.
No pudo guardarse tanta reserva en los amo-
res de doña Luz, que no se murmurase de ellos en
la villa, aunque nadie acertaba á decir quién era el
hombre que habia logrado conquistar elcorazon de
lan rarisima hermostira, y esta murmuracion fué
causa de que algun amigo, por verdadero interés 6
por mera, oficiosidad, escribiese al comendador re-
pitiéndole lo que se decia, y añadiendo que el
hombre amado, aunque desconocido, fo podia ser
por su cuna ó por otra circunstancia digno de la jó-