122 LOS MÁRTIRES ESPAÑOLES
su inicua conducta, se negaron á seguirle por más
tiempo.
Otro nombre ha quedado, además de los consig-
nados, que jamás será desconocido en América, por
más que España lo tenga en olvido.
Y este nombre es el del virtuoso y honrado mi-
litar y político marqués de Casa Pizarro, que murió
en Charcas dos días después de baber estallado la
revolución.
Con hombres como Casa * Pizarro, América jamás
pensara en ser independ liénte, porque libertad le
hubiera sobrado para ser feliz, Paro el marqués fué
una de las pocas perlas escondidas entre el lodazal
de envidias, sabi siones y cinismo en que ahogó el.
poderío de la metrópoli. !
Cuando Torre y Vera tornó á España con noti-
cias de la capitulación del heroico comandante
Arizábalo, Fernando, que al parecer le escuchaba
_ atentamente, le dijo: | |
_—¡Conque todo perdido! !
—¡ Todo, señor!—contestó el obispo.
—Todo, no —replicó el rey.
Y añadió: y CNE
-—Porque ahora mismo voy á ganaros una par-
tida de carambolas. )
- Y dicho y hecho: empuñó el taco, y' se puso á
, Jugar, sirviendo de tanteador el mismo Calomar-
o