LOS MÁRTIRES ESPAÑOLES 125
tos más explotados por los ambiciosos y los espe-
culadores.
Eran tan sólo dos ruinas grandiosas... pero
ruinas.
Y lógico era que arrastrasen 4 España en su
caída,
De allí no podían venir galeras cargadas de
OrO... ]
Pero, en cambio, seguirían siendo un ancho,
largo y profundo cementerio, donde iría á quedar
sepultada la metrópoli.
Que la savia de la revolución, que el grito de
independencia lanzado en torno suyo, había de in-
fluir poderosamente en los acontecimientos veni-
deros.
¿Y cómo no, si rechazando los consejos de la
arie
experiencia, sino queriendo escarmentar ni aun
en cabeza propia, los españoles que allí vivían y
log que han ido después han:seguido el mismo de-
rrotero de los que con la espada y la cruz hicieron
bestias de los seres humanos? |
¡Qué ceguedad!
¡Qué delirio! e
Sobre la cruz y la Aseala, trocados ambos atri-
butos en signos de exterminio y de vil explota- ¿e
ción, vino el látigo del negrero ie completar el
cuadro. 233 | j
: La infame 6 inicua trfila de carne humana, 4 san-
cionada por aquellos que empuñaban el signo de
a copecue, que deca como siguen sostenien-