136 LOS MÁRTIRES ESPAÑOLES
der supremo estuviera reconcentrado en un obispo,
y donde sólo el alto clero empuñara las riendas del
poder y del gobierno, hubiera sido la muerte mo-
rai y material de toda industria, de todo comer-
cio, de toda vida y de toda honra.
Y no decimos esto porque sistemáticamente ne-
guemos que haya buenos y honrados sacerdotes;
sino porque está reñida en absoluto la humildad
con el poder dictatorial, como lo desmuestra que
_los ejemplos más dignos de seguir y más dignos de
admirar, no se hallan en las dignidades eclesiásti-
cas, sino en lo que vulgarmente se llama «curas de
misa y olla». |
Los palacios, las servidumbres numerosas y ga-
loneadas, las etiquetas inseparables deltrato diplo-
mático; el lujo en los vestidos, las grandes cruces,
las bandas, los banquetes, y cuanto exige el poder
supremo «y su brillo y esplendor», resultan un sar.
casmo horrible, espantoso, con la práctica de las
doctrinas emanadas del Evangelio de Jesús.
Las repúblicas teocráticas no pueden subsistir
sino á costa de la religión, así como las aristocrá-
ticas no tienen vida más que á costa del pueblo.
- —Laúnica república posible es la democrática,
la practicada por el pueblo hebreo á la venida de
Jesucristo; aquella contra la cual jamás predicó el
- Nazareno.
DE Cuantos ensayos se han hecho y se hagan de esa
- pretendida igualdad absoluta, fueron y serán in-
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