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140 LOS MÁRTIRES ESPAÑOLES
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-—¡Cuánto me agrada y satisface oiros hablar de
ese modo! 28
—Seguid, pues, siendo contrabandista, Ínterin
yo aparezco como unido á una gente á la cual de-
seo exterminar para bien de la patria y honra de
los españoles.
—Transmitiré fielmente vuestras palabras á
Mina, con el secreto que el asunto requiere.
—Así lo espero; mas decidme, ¿cómo llegó tan
pronto á noticias de los amigos?...
-——Ya sabéis quetenemos en palacio dos hombres
de toda confianza.
—$Sí, Lagares y su hijo.
—Pues bien: el bijo de Lagares ha entrado á
formar en la servidumbre del cuarto de don Car-
los: es listo, inteligente y activo, y suele enterarse
hasta de los secretos más reservados. El confesor
de don Carlos le tiene en grande estima... y comi0
al par recibe grandes deferencias de Clotilde, dama
predilecta de Fernando... 0
—Ya lo comprendo. Ya lo veis: todos vivimos
'mintiendo: todos perderíamos la existencia si dijó: ei
ramos la verdad. :
El día estaba próximo, y Julio, pues ya le ha--
brán conocido nuestros amables lectores, se despi-
- dió del Empecinado, diciéndole: |
—Creo que pronto daremos un golpe sobre segu-
ro; pues si la revolución trae un Orleans al trono :
_ dela Francia, don Pedro se Afined en Portugal
y, por último, si Inglaterra nos ayuda contra