234 LOS MÁRTIRES ESPAÑOLES
Repugnancia causaba á Lagares todo aquello
que estaba haciendo y que sucedía.
En realidad no estaba más que convaleciente;
pero cuanto había dicho de fatigarse, desfallecer,
etcétera, etc., era inexacto.
Estaba Cansado de vivir en perpetua farsa; de-
seaba trabajar directamente por el triunfo de la li-
bertad, y debido á esto pretextó achaques que no
existían más que en grado mínimo y que en breve
desaparecerían.
Consecuencia de su fingimiento faé la dádiva de
Fernando... ]
Aquel oro le quemzba las manos...
Pero, ¿cómo rechazarlo?
¿En qué basar su negativa que no resultara un
desprecio? |
Aceptó y, pretextando de nuevo sentirse mal
abandonó la cámara de Fernando.
Si éste hubiera sido más serio y más recto
como hombre y como rey, al menos en contra
de don Carlos, Lagares le hubiera servido fiel-
mente. 7 |
Pero ¿merecía aprecio ni consideración bajo al-
gún concepto?
Ciertamente, no.
Al día siguiente partió Lagares en busca de Ju-
lio, y Fernando pensaba en tomar la dirección de
la campaña contra los apostólicos, caso de que éstos
persistieran en proclamar á su hermano.
An