276 LOS MÁRTIRES ESPAÑOLES
—Porque deseo tu vida y la mía y lo que ha de
ser vida y er aón qe los «
pude notar
—Acaba,
—¡Que llevo en mis entrañas el fruto de mai
amor... de nuestros amores |
Al decir esto, se arrojó en brazos de Alfonsito y
a e Hanto. |
Pocas $ res que no se transforman al
sentir los primeros 11 e los de la maternidad.
cuando su estado
una pasión. y no de ca srich o ó del vi
rio, se EROS re de CoN ada
Ciotilde no estaba porvorida,
-Impresiona e y vanidosa al par, quedó deslum-
brada ante Fernando y sucumbió su cuerpo, pero
engreída a por el o de que
vivía rodeada, siguió purentá wdo amor al rey, y
sin que diera motivo á murmuraciones ni sos:
pechas.
Por último, vió4 Alfonsito bajo prisma diferente
al que antes le vela... i
Y aquél corazón que ignoraba lo que era amar,
estalló de repente con toúa la violencia de las ver-
daderas pasiones. !
Y sucedió lo contrario que con Fernando,
El cuerpo tomaba poca parte en aquellos amo-