LOS MÁRTIRES ESPAÑOLES 289
to regio, Julio y Lagares recorrían el pueblo en
busca del Padre Puñal; y no porque dentro de po-
blado desearan intentar cosa alguna contra él, sino
Para no perderle de vista y escarmentarle en tiem:
po y sazón oportunos. | |
Pero ya tenía noticias el Padre Puñal del mani-
fiesto, y, lo que era peor, de los efectos que estaba
causando.
Y como no se fiaba de Fernando, lejos de pensar
presentarse, de lo que trataba era de vivir escon-
dido, hasta poder ganar de nuevo la frontera fran-
cesa.
Los que le ie el tiempo.
Dos días iban pasados, y el Padre Puñal no pa-
recía por ninguna parte.
Pero como era difícil que saliera del pueblo sin
que alguno de los que estaban formando una espe-
cie de bloqueo le vieran, se armaron de paciencia,
y continuaron investigando. E
-— Tanta constancia dió bien pronto los resultados Sl
apetecidos. j
Que el fraile, tan luego como pensó que ya na-
- die se acordaba de él, una noche se puso en cami:
no, seguido tan sólo de dos de los de su partida.
Tan luego como fué visto, le siguieron los de
Julio, y le participaron el camino que llevaba.
Aun cuando estaban en plenilunio, la oscuridad
era casi completa, pues las nubes ocultaban la loz
del satélite prisionero de la tierra.
- La oscuridad favorecía los planes de Julio, pues
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