290 LOS MÁRTIRES ESPAÑOLES
deseaba coger al Padre Puñal de modo que no se le
pudiera escapar.
Su intento no era matarle, porque, en conciencia,
hacerlo hubiera sido un asesinato.
De haberle cogido en su casa, las cosas hubieran
variado, como variarían en a caso de que se de-
fendiera para escapar.
En defensa propia mataría; pero en su mano es-
taba procurar evitarlo.
Lagares se sentía inclinado á los mismos proce-
dimientos que Julio, pero no de un modo tan deci-
dido como él,
Por su gusto haría las cosas del modo más ade-
cuado para que el fraile no se escapara, sin repa:
rar en si daba motivo Ó no á que se defendiera.
Pero no queriendo ir más allá que Julio, dejaba
á Óste, por completo, la dirección del asunto. -
El esposo de Teresa, que conocía perfectamente
- el camino por donde iban, mandó que cuatro hom-
bres se adelantaran por atajos al fraile y los que
con él iban, á fin de que al llegar á una estrecha
garganta de la sierra, tuviese lugar la sorpresa.
- Habían denominado á aquel desfiladero «el Paso
del Diablo», por lo peligroso que era, pues tenía
grande parecido con las peñas del Bruch, donde
una docena de hombres decididos cerraron tantas
veces el paso al ejército de Napoleón.
- Ya cerca del lugar indicado, el fraile, fanático |
como un árabe, se santiguó tres veces, dijo algu-
nas oraciones en latín, invitó á los que le acompa: