332 LOS MÁRTIRES ESPAÑOLES
Pero sus aficiones eran liberales, aunque no has-
ta el punto de que se le pudiera tomar por un ele-
mento constitucional.
Era «soldado del rey», y al rey obedecía incon-
dicionalmente.
Por estas razones los unos y los otros se lo dispu-
taban á porfía, sin obtener otra respuesta que
la siguiente:
—Yo serviré fiel y lealmente al Gobierno cons-
tituído, siempre que no haya en ello menoscabo
para mi honra,
Otro hombre por el estilo acababa de llegar á la
península, después de haber derramado su sangre
generosa en América, pues desde luego se tuvo
por otro genio militar, por su carácter, y lo que
más le realzaba: por su honradez exenta de toda
sombra de duda.
Su nombre le hemos consignado al ocuparnos de
la pérdida del Nuevo Mundo cedido por Colón á la
corona de España,
Allí le hemos visto batirse como simple oficial...
Pronto le veremos como general, bajo las deno-
minaciones de conde de Luchana. y de duque de
la Victoria.
Sí; este hombre era don Baldomero Espartero,
hijo de honrados y laboriosos padres, aunque de
modesta fortuna. |
También por aquellos días se dió á conocer otro
- joven que con el tiempo había de ocupar muchas j
EE O de la historia contemporánea.