LOS MÁRTIRES ESPAÑOLES
Llevaba aquella plaza siete meses de bloqueo, y
comenzaba á ser bombardeada por el ejército de
Moncey.
El espíritu público se había reanimado un tanto
con las noticias recibidas respecto al primer mani-
fiesto de Fernando...
Pero el conocimiento del segundo, fecha 1.” de
Octubre, quitó todas las ilusiones.
Y uno tras otro, rindieron las armas, puntos tan
importantes como Ciudad Rodrigo, Miravete y San
Sebastián en el Norte. |
Sus jefes cedieron á la voluntad del rey, y bajo
honrosas capitulaciones.
Pero ninguna fué respetada, pues habíamos
aprendido de los franceses 4 prometer y no cum-
plir aquello que no conviniera al rey absoluto.
Mejor, quizás, al partido absolutista intransl-
gente. |
En Cataluña aún se dónlás el cobre bajo las órdenes
de Roten, Milans y San Miguel, pundonorosos y
valientes militares, entre los que se encontraba
Manso. : |
Todos obedecían y ayudaban á Mina, cuya re-
putación como valiente, esforzado y hombre de
gran fortuna, le daba una superioridad que él ja-
más pretendió. y
Mancey no cesaba en su persecución, si bien ade-.
lantando poco, no obstante contar con el espíritu
de las gentes de la montaña de Cataluña.
Pero la suerte veleidosa volvía por completo la