378 LOS MÁRTIRES ESPAÑOLES
Madrid... como vivíamos antes de que me separa»
- ran de vuestro lado y que me trajeran tan lejos. |
Teresa agitó una campanilla, y á la doncella
que se presentó le dijo: :
—Avisad á ese caballero, que su alteza se digna
recibirle.
Cuanto la sirviente se retiró, dijo el niño:
—De modo que ya hemos dejado de hablar s0-
los. ¡Esto es insufrible, Teresa!
Esta sonrió y dijo:
— (Quizás, no.
Alfonso apareció en la puerta. |
Su hijo le vió, y, reconociéndole en el acto, se
fué hacia él exclamando:
- ——¡Al fin vuelvo á ver al que siempre llamé pa-
dre! ¿Por qué no lo eres en realidad?
No pudo dominarse el hijo de Lagares, y, olvi-
dándose de cuanto le habían dicho, tomó al niño
en sus brazos, y por respuesta le colmó de ardien-
tes besos, ) |
Pasado el primer impulso, aquel hombre pudo
dominarse y exclamar: |
—¡Perdón!... Vuestra alteza sabrá dispensarme.
Al hablar de aquel modo, las lágrimas acudieron
á sus ojos.
-—¡Tú también! —exclamó el niño.
Y añadió, al ver que no le respondían cosa al-
guna: E
— ¡Ya no me quieres como antes!
¿Como antes?... No... mucho más.