LOS MÁRTIRES ESPAÑOLES. 689
tros no conocísteis mis intenciones, y nosotros cal-
culamos las vuestras.
—¡Mientes! Nosotros venimos decididos...
—De eso vamos á tratar; y os advierto, que
vuestras cabezas responden de las palabras que
pronunciéis.
—Es. que...
—Si decís la verdad, seréis enviados á Francia:
si faltáis á ella, seréis fusilados.
—La verdad... i
—La verdad es, una referencia exacta de las ór-
denes que os haya dado Cabrera. Sólo vosotros sa -
béis en qué consisten sus mandatos... conque va-
mos, que el tiempo es muy precioso.
—¿Y cómo sabrás tú si es verdad ó mentira lo
- que te contemos? y
—De un modo muy fácil.
—No comprendemos...
—Si la misión fué bestial, cruel y sanguinaria,
Será digna de Cabrera; pero si es honrada y hu-
manitaria, no podré daros crédito.
—Es que... ]
—Vamos claros: ¿á quién veníais á asesinar? ¿Al
general Córdova?
—No: á Marsal.
—Y, ¿por qué no al general?
—Porque sería en el acto sustituído por otro y
ada ganaríamos. Pero al matar á ese traidor,
Vengábamos su proceder inicuo.
—De todos modos venfais como asesinos.
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