LOS MÁRTIRES ESPAÑOLES 697
Andalucía, Pitt hubiera tenido que. confiar sus
asuntos á otra persona.
Y esto era difícil, pues siendo cosas relacionadas
con lo temporal y lo espiritual, nadie como el pa-
dre Ambrosio podía llevarlas á la práctica.
Esta razón era, cuando menos, tan poderosa co-
mo las que hubo de consignar... |
Pero como «la soga no debe nombrarse en casa
del ahorcado», y no disponía de autorización para
hablar del asunto, cuidó mucho de callarlo, sobre
todo delante de Teresa. j
Ésta, á su vez, comenzaba á sentir remordimien-
tos, aun estando segura de que Pitt no atentaría
contra su existencia con motivo de su negativa.
Porque cada vez que pensaba en las determina-
ciones que pudiera haber tomado, temblaba de
pies á cabeza.
Porque sólo podía sacar consecuencias de sus
últimas palabras, de su modo de despedirse y de
la rapidez con que desapareció de Sevilla.
Y ninguna de las tres cosas daban margen á
que se tranquilizara. |
Que de todo ello se deducía algo violento, ee e
anormal. : y
Si hubiese escuchado la conversación que sostu-
vo con el padre Ambrosio, habría sabido á qué
atenerse, y tal vez las cosas hubieran cambiado de
aspecto. y | ] 0
Porque Pitt no tenía vocación del "sacerdote, y i
al adoptar esta resolución, lógico era deducir, d7+:
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