750 LOS MÁRTIRES ESPA ab
gentes», y dió el ejemplo trabando conversación
con la samaritana.
Pitt oía y callaba, sin hacer demostración algu-
na de aprobación ó de reproche.
Y don Rufo prosiguió diciendo:
—S$Si San Pablo no hubiera predicado á las gentes,
de seguro que ya no habría cristianos, pues por ley
-natural todos hubieran muerto. Además, ¿á qué
- obedecen las misiones? Pues á convertir herejes ó
ignorantes. Siendo así como lo es, me río de las
críticas que contra mí se dirigen; y en vez'de an-
dar con la cara, compungida, la presento alegre,
porque tengo muy presente lo que se cuenta de
| aquellos dos santos que el uno poniendo el dedo ín-
dice sobre un ascua, -exclamaba: «¡si esto es aquí,
qué será en el infierno!...» Mientras que el otro se
comía un dulce, y decía: «si esto es aquí, sane será
en la gloria?»
Pitt no pudo por menos de sonreir al escuchar á
- su interlocutor. :
—Sí, amigo mío continuó diciendo don Rufo,
—mada de miuala que se haga sin intención de
ofender ó engañar á Dios ó al prójimo, lo concep-
túo malo... ¡Qué digo lo conceptúo! Lo creo. Que
bien sabeis que el Apóstol de las gentes dijo: «que no
había pecado en comer la carne sacrificada á los
- ídolos, siempre que al comerla no se tratara de
burlarsede los preceptos». Y ya sabeis que San Hi-
- larión comió cerdo en Viernes Santo sin pecar, pues
sólo: de aquella manera podía quitarle escrúpulos