7152 - LOS MÁRTIRES ESPAÑOLES
“sois nomibrado el jefe de esta misión, ya será otra.
cosa. Podremos comenzar las verdaderas predica-
ciones, y con humildad evangélica, y no con el lá.-
tigo en la: mano, llegaremos al centro del Africa
queridos y respetados por todos. Pero si cambiais
ahora, os tomarán «entre ojos», y la religión será
la primera que pierda.
—_Debeis tener razón; pero como yo no as-
piro...
—Vos debeis EDITAR á lo que sea la voluntad de
Dios.
—Hasta hoy-exclamó Pitt con tristeza, —sólo
hie sentido los efectos de su justicia... ¡pero no los
de su misericordia!
—Nunca es tarde para el bien.
== 4MQ consagrar... ¡Dios no baja á mis manos!...
ed eso obedece el desaliento que se apodera de mí
al terminar la misa... ¡A eso las lágrimas que acu:
- den á mis ojos! Y los que me ven me llaman «san-
to...» ¿Comprendéis ahora?... 0
-—Y melo explico perfectamente.
-—¿De qué modo?
—A vos han debido engañaros, no diciéndoos,
ignoro el por qué, nada más que la mitad de cier-
tas verdades. q
—¿Cómo la mitad? Pues qué, ¿es incierto que
Cristo baja á la Sagrada Forma?
_—Nada de eso: aquel pan es su cuerpo; aquel
“vino es su sangre. De negarlo sería arriano, y soy
católico ; pero debieron deciros : también, que á