768 LOS MÁRTIRES ESPAÑOLES
La política entró en un período insostenible.
Una monja era la dueña de España, pues tenía
dominada 4 la reina, y supeditado al presidente
del Consejo de ministros.
Y mientras se cometían todo género de arbitra-
riedades, sobre todo con la prensa periódica, el pa-
dre Claret daba á la estampa un famoso libro, La
llave de oro, conjunto monstruoso de las mayores
obscenidades, pues no hubo ni habrá jamás escritor
que se atreva á coleccionar actos: secretos de la vi-
da privada de género semejante, no sólo por pudor
y decoro propio, sino también por ignorar cosas
que deben ser «colmos» en las puertas de los cuar-
teles cuando las sombras de la noche envuelven y
ocultan aquello que por asqueroso y repugnante
no puede salir á la luz del día.
Pues bien; tales cosas fueron del dominio públi
eo... <les dio el sol...» gracias al padre Claret.
Y la España de mitad del siglo XIX, se indignó
y se avergonzó.. 7
Tal andaba España cuando la reina sintió los-
primeros síntomas de embarazo. |
ÓN noticia produjo un efecto asombroso, pues el.
pueblo, mejor dicho, los españoles somos, grandes
amigos de fantasear, y sonreirnos cual si tuviéra-
mos «en la mano, lo qu >caso de llegar á término
feliz, deja espacio para que nos maten de hambre.
- Cuatro meses. faltaban y ara el alumbramiento,
tiempo que se invirtió en ponsar si sería varón ó