:808 LOS MÁRTIRES ESPAÑOLES
tratara de una cosa cuya prueba fuese plena á to-
das luces.
la aristocracia
fos tan grande, que las calles de Madrid se velan
invadidas por lacayos, criados, mayordomos y
cocheros, que, como locos, corrían de up punto á
otro por encargo de sus amos, para preguntar en
las casas de sus conoé cres en pergaminos, si era
allí donde «había caído la, desgracia de que se ha-
- blaba». |
Pero pasó el día, leg
Y en el Real se viero
Ninguna familia de frac y corbata
de luto por una desgracia de familia reciente,
En cambio, mo faltó quien al cabo de algunos
días se presentara con un: brazo en cabestrillo ¿4
consecuencia de un dolor reumático, lo cual fué
bastante para que se dijera que aquel joven había
sido el agredido, y que escapó milagrosamente de
la asechanza de que había sido objeto, |
Las gentes se habían empeñado en «que el pe-
rro rabiara», y tenía que rabiar.
Ya hemos dicho, y lo repetimos, que narramos
hechos: que ningún interés político ni particular
tenemos en disfrazar la verdad...
Y que, por nada del mundo, hemos de valernos
de la ficción en pro 6 en contra de esta ó de aque-
lla persona. iS
Los hechos posteriores han venido á poner de
manifiesto que, cuando menos, no reinaba armonía