LOS MÁRTIRES bios 819
«ción en Toledo se hizo por sorpresa, pues su go-
bernador se negaba á rendirle pleito homenaje
hasta tanto que cumpliera la edad marcada en el
testamento de su padre; pero don Alfonso entró
disfrazado en Toledo, parte del pueblo le aclamó,
y con las quinientas lanzas que le envió Avila y
aquellos partidarios que halló en la ciudad, hubo
de conseguir el triunfo.
—¿Y reinó en paz?
—En guerra, porque la época así lo requería;
que cuando no luchaban hermanos contra herma-
nos, se acometía á los moros.
—¡Qué vida tan azarosa!
—Como sucede siempre que no existe la unidad,
- puede decirse que entre reyes moros y reyes cris-
tianos, había más de quince en la Península Ibé-
rica. Hoy reinan en la Península las casas de Bor=
- bón y de Braganza tan sólo, y ya veis cuántos dis-
gustos tenemos... que bien puede decirse que no
pasamos un día en paz y en pa de Dios. !
-—Es cierto. ! 238 AS
En el año 1169 convocó don Altono las ver-
daderas Cortes de Castilla, á las cuales se sometían
Aa todos los asuntos arduos. El año siguiente creó la. e
orden militar de Santiago, cuyo. objeto principal
era proteger á los peregrinos que iban 4 Compos-
tela para venerar al Santo. Pero aquella vida
Cristiana fué turbada con motivo de una correría
- Que hizo por Córdoba y Sevilla el obispo de Tole=
40, y que dió lugar á que el moro Miramamolín