LOS MÁRTIRES ESPAÑOLES . 933
Y confían en que después de muertos se les hará
justicia.
A creer de este modo les induce ver cómo mu-
chos hombres que murieron en el patíbulo fueron
luego colocados en un lugar glorioso, recibiendo
por nombre el de «mártires de la patria».
La misma religión católica les induce á creer del
mismo modo, pues nadie pudo alcanzar puesto más
elevado, más glorioso y más sublime que los márti-
res, y en especial Jesucristo, en el terrible trance de
la Cruz.
Durante el trayecto que mediaba entre lo que
fué cárcel pública y el vulgo conocía por Saladero,
recordando que eu aquel edificio se salaba la carne
de cerdo en otros tiempos, y la llamada pradera ó-
campo de Guardias, no hubo :cosa digna de
o
Pero sí conviene decir que el general Córdova,
irc por entonces de Infantería, andaba de
cuartel en cuartel excitando el celo de los soldados
para que se atuvieran á las prescripciones de la Or-
denanza, que, según aseguraba, era «la ley del ho-
nor,.. del honor de la patria, que es nuestra verda-
dera madre».
¿Quién había de decir que andando el tiempo se-
ría el mismo general el que pisoteara esa «ley del
honor» hasta con saña increíble?
¡Cómo cambian los hombres!