“LOS MÁRTIRES ESPAÑOLES. 941
jo de Ministros, podía e eiii que había soli-
citado la gracia.
Y segundo, porque en su conciencia no creía ser
digno ni acreedor á tan alta distinción. |
Asf pensaba él; pero la patria le ha colocado más
alto que los caballeros del Toisón, dia) dole la
estimación pública, lugar que pocos llegan á con-
seguir.
Bravo Murillo sabía perfectamente «que presta-
da y no propia tiene la honra quien teme que le
ha de faltar á él si lx caos en otro», y de bd que
no dudara en otorgar al duque de Osuna la honra
que la reina quería darle. | )
Estos ejemplos de humildad sin mezcla de hipo-
_cresía son tan raros en el mundo, y sobre todo en
España, que pasan siglos y siglos sin que tengan
imitadores. ) ]
Por eso nos complacemos en consignar que hubo
un hombre, llamado Bravo Mastilo, q que realizó lo
que bien puede llamarse una hazaña.