12 BIBLIOTECA ILUSTRADA DE TRILLA Y SERRa.
guo servidor de Llangorren se encargó de hacer
las reparaciones necesarias, mediante otra peque-
na rebaja. En efecto, poniendo inmediatamente
manos á la obra, ha blanqueado las paredes, ha
puesto ladrillos nuevos; y hecho, en fin, las me-
joras indispensables para que la habitacion sea
mas cómoda y decente. La principal de ellas ha
consistido en dividir una habitacion para formar
una nueva alcoba, en la cual parece haber echado
el resto para dejarla presentable. No contento con
blanquear sus paredes, las ha empapelado despues
con gusto, amueblando el pequeño retrete de la
manera que mejor le permitian sus recursos. Hay
alli una pequeña cama de hierro pintada de ver-
de, adornada en sus cuatro ángulos con bolas de
cobre; en un rincon se ve.un aguamanil, sobre
el cual pende una blanca toalla; una pequeña me-
sa, sobrepuesta de un espejito con marca de cao-
ba, y cuatro ó cinco sillas de caña, completan el
mueblaje de aquella habitacion semejante á una
celda.
Esta alcoba no es para el uso de José, porque
ya tiene él la suya, prescindiendo de que en ella
se ven varios objetos propios del bello sexo tales
como una almohadilla llena de agujas y alfileres,
dos ó tres brazaletes, un collar de abalorios, va-
rios lazos para adornar el cabello, y dos ó tres
botellitas de esencia.
Todo esto no puede pertenecer á la mujer de
José, ni tampoco á su hija, porque el antiguo
servidor de Llangorren, rehuyendo el lazo del
mebiigenio, ha querido permanecer siempre sol-
ero.
¿Quién sera pues la dueña de todos aquellos
efectos femeniles? Digámoslo sin rodeos: es una
muchacha, una sobrina de José, que servia tam-
bien en Llangorren; allí estaba encargada de ayu-
dar en la cocina; y merced á esta circunstancia,
hállase en disposicion de prestar buen servicio á
su tio, que es algo gastrónomo, y sabrá apreciar
los buenos guisos.
La sobrina de José se llama Amy Preece, por-
que es hija de su hermano. Tan bonita como su
nombre, tiene mejillas sonrosadas y ojos azules y
y brillantes. Su presencia solo, basta para alegrar
la misma casa que parecia tan lúgubre y triste
cuando habitaba en ella Coracle Dick.
El buen José parece muy regocijado en su nue-
va posicion; y si algun sentimiento tiene, es el de
no haber puesto casa antes; bien es verdad que
no habria podido hacerlo buenamente en vida de
su jóven ama, porque esta le apreciaba mucho y
recompensó generosamente sus servicios, propor-
cionándole el medio de vivir independiente el res-
tro de sus dias. Uno de sus regalos, por desgracia
el último, consistió en hacerle donativo del bote
de recreo á que dió su nombre, precisamente en
la mañana de aquel dia en que iba á celebrar el
vigésimo primero conversario de su nacimiento,
que debia ser tambien el último de su vida. De
este modo conmemoró con un acto de gran gene-
rosidad dos acontecimientos que contrastaron tan
tristemente. Y como si un secreto presentimiento
le anunciase su próximo fin, aseguró el donativo
con un documento en regla, lo cual permitió á
José, al efectuarse el cambio en Llangorren, recla-
mar su bote y obtenerle. Ahora está amarrado en
la orilla del Wye, frente á la casa del fiel servidor,
en un paraje que ha elegido para desembarcade-
ro. El bonito bote vale por lo menos quinientos
duros, y muchos barqueros del Wye darian sus
ganancias de un año para obtenerle; algunos
han hecho ya proposiciones á su nuevo posesor,
tratando de convencerle con argumentos para
que le ceda; pero todo ha sido inútil.
- José venderia su última camisa, y los nuevos
muebles que ha comprado, antes que ceder la
embarcacion por ningun dinero. En ella condujo
á menudo á su llorada señorita, cuya pérdida la-
mentará toda la vida, y quiere conservar porl0
menos un recuerdo que lleva su nombre.
Sin embargo, por mucho que sea el afectuos0
cariño que José profesaba á su señorita, no $.
deja dominar por la tristeza, sino en algunos “4.
sos en que refresca sus recuerdos mas vivamentl
el Gwendolene Wynn. Fuera de esto, conserva %:
carácter alegre que siempre le distinguió, y de:
cual dió una prueba á Jacobo Wingate la noch
que le encontró en la tienda de Ferry.
Aquella misma noche fué cuando, despues de E
comunicar á su amigo todas las noticias mas 1%.
cientes, invitóle á visitarle en su nueva casa,
lo cual accedió gustoso Wingate.
Llegada ya esta noche, Amy está preparand!:
la cena con el mayor afan, cual si tuviera emp*.
ño en dar á conocer aquella vez sus conocimiel”.
tos en el arte culinario. N
Para «no guardar seretos, digámoslo de uni
vez: la camarera francesa no era en Llangorreb
la única mujer que dirigia tiernas miradas 4
jóven barquero; tambien Amy parece habersl
enamorado del hijo de la viuda de Wingate.
Nada de extraño tiene pues, y por el contrarl
parece muy natural, que Amy eche el resto par
presentar una cena que agrade del todo al esp%
rado huésped : tratándose de Jacobo Wingate, 10
perdonará esfuerzo alguno para conseguirlo. ¡
Tal vez el tio sospeche la causa de la activida
de Amy, la cual le complace; y si no sospecht;
por lo menos quisiera que fuese debida al amor:
Nada le agradaria tanto, en su actual situaciol;
como ver á su sobrina casada con el hombre
quien ha convidado; pues jamás encontró ot
que le inspirase mayor simpatía. Sus relacioné
con el jóven barquero, aunque solo datan de 8€
meses, le parecen muy antiguas; y no solo desel
continuar con ellas, sino que quisiera tambi0l
consolidarlas. Si su sobrina prepara un anzuol
con Ja cena, él le ha echado ya al invitar al jo
“ven barquero. Y
Un golpecito que se oye á la puerta le indid
que tal vez ha llegado ya la persona invitada,
levantándose al punto, dice en alta voz:
—$i sois vos, Wingate, ya podeis entrar. dl
En efecto, ábrese la puerta y se presenta
jóven.
CAPÍTULO XXVIIL
CONFIDENCIAS GRAVES.
Wingate es recibido afectuosamente por
El buen José, que acaba de arrellanarse jun
á la chiminea, en un gran sillon construido ya
él mismo, invita á Wingate á sentarse al o”
lado, dejando el espacio suficiente para di,
Amy pueda hacer con desahogo sus operacion
culinarias. Aun falta dar la última mano á %*
guisos y condimentar una salsa; pero muy prol
to estará todo corriente. d 4
Entretanto, José y Wingate conversan sobr”
cosas indiferentes, hablando en particular del :4]
asunto en que se considera un oráculo el antig".:
servidor de Llangorren. Así como su amigo, Y
pasado toda la vida en las márgenes del Wy*
pero como tiene mas edad, aventájale en exP
riencia.
Es demasiado pronto aun para tratar de otro
asuntos mas graves, aunque de vez en cuando ¡
desliza alguna palabra acerca del último suces
de Llangorren, envuelto todavía en el mistel de
Si este asunto hace fruncir las cejas 4 J0%
pronto desarruga el ceño al fijar su vista en ,
mesa, adornada graciosamente por su sob.
con frutos y flores. Entonces recuerda cuanto
alegres Navidades pasó en Llangorren, dol
ca
= . . E
compañero de oficio, y con una sonrisa no
Amy, cuyas mejillas se tiñen de un vivo carmi””
de
Bda a dl
-