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madeja, y he conseguido alguna cosa, pero nece-
sito que alguno me ayude. Como un cazador so-
litario, que ha perdido una pista, me esindispen-
sable el consejo de un compañero, y tambien su
auxilio. ¿Quereis prestármele, Mahon?
—Hasta la muerte, muchacho; y no digo hasta
que se gaste mi último cuarto, porque-ya sé que
no necesitais dinero.
— Vuestra buena voluntad me basta, y os la
agradezco de todo corazon.
—Y ahora, añade el mayor, vamos á beber un
vaso de ponche para reanimarnos.
—¡Hola, Murtagh ! grita Mahon, traednos aquí
los materiales para el ponche.
El criado obedece, despues de retirar los platos.
Cuando está preparada la bebida, el mayor
vuelve á tratar del mismo asunto diciendo :
—Debemos descender á los detalles, ¿qué paso
deseais que dé yo ante todo?
—Lo primero es averiguar qué clase de hom-
bre es ese escribano, ó porlo menos qué concepto
se forma de él aquí, pues allá só muy bien que
opinion se merece. Si podemos descubrir qué cla-
se de relaciones tiene con el convento, tal vez
obtengamos así la clave de mas de un enigma.
—Eso no será muy difícil, y yo me encargo de
ello, tanto mas cuanto que mi hermana es favo-
rita de la superiora, quien espera hacerla profesar.
No lo conseguirá sin embargo, al menos sabién-
dolo yo, pues tan pronto como Adela haya com-
pletado sus estudios en el colegio, saldrá del se-
minario, para trasladarse á un punto donde la
atmósfera moral es mas pura. Yo no soy muy
fanático respecto á vuestra religion; y en cuanto
á mi hermana, si no fuera por un pequeño legado
que la hicieron, mediante la condicion de ser
educada en un convento, jamás habria visto el
interior de uno con mi permiso, ni le verá tam-
poco cuando salga de este; pero, amigo mio, el
dinero es dinero, y aunque esa herencia represen-
te un reducido capital, yo no debia renunciar á
ella. ¿Comprendeis?
— Perfectamente; y ¿os parece que podremos
obtener esos informes sin compromiso alguno
para vuestra hermana?
s —Estoy seguro de ello, pues aunque niña por
los años, Adela no es ninguna tonta; ya lo arre-
glará ella, siguiendo las instrucciones que pienso
darle, prescindiendo de que la cosa no debe ofrecer
grandes dificultades. En estos conventos, todo
cuanto es un secreto para el mundo exterior es
conocido en el interior por las niñas, sus madres,
las monjas y novicias, pues la principal ocupa-
cion de toda esta gente es la chismografia. Si hu-
biese ocurrido algo de lo que decis, y sobre todo,
si han enjaulado ahí otro pájaro, inglés por aña-
didura, seguro es que ya habrán tomado viento
las niñas ó las novicias; y confio en que mi her-
mana sabrá alguna cosa. Así pues, muchacho,
bebed tranquilo vuestra ponche, y tened un poco
de calma. Creo poder prometeros que antes de
muchos dias, ó tal vez horas, sabreis si nuestro
hombre suele venir al convento, y cuál fué su
comision la última vez que estuvo.
_ La hermana de Mahon prueba que es una
jóven muy lista y hábil, segun lo indicó el mayor
á su amigo Ryecroft.. 4-9 GTA
A los tres dias obtiene el informe de que, hace
algun tiempo, aunque no puede indicar exacta-
mente la fecha, ha ingresado una jóven inglesa
en el convento, conducida por un tal Rogerio. La
muchacha debe profesar, segun dicen, tan pronto -
como haya pasado por todas las pruebas. La se-
orita Mahon no ha visto á la novicia; solo ha
oido asegurar que tiene grandes encantos perso -
nales. No se ha permitido á las pensionistas que la |
vean ni hablen; todo cuanto se sabe es que tiene
el cabello rubio, casi dorado, y muy abundante,
BIBLIOTECA ILUSTRADA DE TRILLA Y SERRA.
y que la designan con el nombre de «Sor María.”
- —¡La hermana Maria! exclama Wingate, cual
do Ryecroft le comunica la noticia. Eso es, Maria.
Morgan, mi María.
Y extendiendo los brazos con aire amenazado!
añade con acento de enojo: |
—¡Vive Dios que saldrá de ese convento, ó des |
jaré yo mi vida á la puerta!
CAPITULO. XXXV.
EL ÚLTIMO MURDOCK.
De nuevo se ve un bote surcando las aguas dol.
rio entre Ferry y Llangorren; pero esta vez baj4
en vez de remontar. Es la misma embarcacion de
que antes hablamos; y tambien van en ella doS
hombres; uno de ellos, Coracle Dick, rema vigor |
rosamente; el otro no es Rogerio, sino un indivír
duo que va reclinado sobre el banco de proa, coll
la cabeza inclinada como si durmiera, y en und.
posicion bastante incómoda. Ú
Aquel hombre es Lewin Murdock, en estado de.
completa embriaguez: ha sido conducido al boto |:
por el dueño del Arpa Irlandesa, donde ha estado
bebiendo todo el dia; y de él se ha encargado ki"
cardo Dempsey á hora avanzada de la noche, ¿pará -
trasladarle á su casa. q
Murdock tiene el sombrero en el fondo del
bote y lleva la cabeza descubierta; la luz de la
luna reflejándose en sus facciones, permite ver su |
color livido y enfermizo, sus ojos cerrados y hun-
didos y el movimiento espasmódico de sus lar
bios. A intervalos, sus fosas nasales producen ul |:
sonido ronco, que tanto pudiera parecer el ester |
tor de un moribundo como el ronquido de un
borracho.
La prognósis del escribano parece
con hechos evidentes, pues por los sintomas que
se observan, Lewin Murdock hace lo posible
para aniquilarse ; diríase que bebe para poner fin
á su existencia. :
Y sin embargo, no debe morir así; perecerá
mas pronto de lo que él cree, y de una manera
mas sencilla. :
y
confirmarso
La hora está terriblemente próxima, segun
podria inferirse por la mirada del hombre que
vá con él, y recordando la conversacion que ha
tenido antes con Rogerio.
En los ojos de Coracle Dick parece brillar un l
fuego sombrío; sumirada es la del asesino que
medita su crimen, ó la del tigre que oculto en el
cañaveral acecha Su presa.
Murdock no puede observar nada de esto, por-
que está privado de conocimiento; no puede com-
prender el peligro, y cree sin duda que todo cuan-
to le rodea es tan inofensivo como los rayos de la
luna que iluminan sus cadavéricas facciones.
Sia duda está soñando, y si es así, se le figurar2
probablemente ver un gran salon muy bien ilum!-
nado, con mesas cubiertas de un tapete verde, lle"
nas de barajas y lustrosos dados de marfil. Si n0
sueña en esto, tal vez le parecerá hallarse en el
Arpa Irlandesa, vaciando botella sobre botella
entre alegres compañeros.
En lo que no sueña es en lo que tiene cerca de
sí, pues de lo contrario, se despertaria instintiva-
. mente, para empeñar la última lucha de su vida,
pues lo que tiene tan cerca es la muerte.
El hombre que le ve en tan triste situacion,
y que tiene en sus manos la vida de Lewin Mut-
- dock, está inexorablemente resuelto á privarle de
contenga ningun sentimiento de pieda
ella.
Si no lo hace así desde luego, no es E e lo
y)
pugne verter sangre, pues el alma del ex-cazado!
fartivo, del monedero falso y ladron nocturno n0
es capaz de semejantes escrúpulos. Si Coracle
Dick se contiene es solo por pura cuestion de col*
á
ni le rep