UNA BODA ARISTOCRÁTICA. 9
déale con la vista, y vé el esquife de la heredera
en su amarre; pero solo piensa en el otro bote
que en la noche anterior estaba á su lado. ¿Se
mo do en él Gwen _Wynn? Apenas abriga la
Puy uda de ello. ¿De qué otro modo se expli-
tla su desaparicion? Pero ¿se la habrán lleva-
O por fuerza, ó ha huido por su propia volun-
E ? Estas son las preguntas que se dirige y que
mentan sus dudas, inspirándole profunda in-
quietud la contestacion.
A NDA de permanecer algun tiempo junto á
ae ms. erilla, aléjase suspirando tristemente, y
ridad Amina hácia el pabellon. Aunque la oscu-
ap Po completa, penetra en él, Está fatigado de
$ Correrias, y solo le sostiene la excitacion.
ens aprllero saca un cigarro de su petaca, y
Ei un fósforo; pero antes de extinguirse
ad e llama, deja caer el habanoal fijar su vista
bril objeto que hay en tierra, y que despide
ante fulgor. Levántase entonces como movl-
0 por un resorte, y apodérase del objeto; ya se
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apagó la luz del fósforo, pero no la necesita para
reconocerlo que tiene en la mano: harto sabe
que es lo que le enseñó Gwen Wyun al exten-
der la mano: ¡el anillo de desposada!
CAPITULO V.
UNA EMBARCACION MISTERIOSA.
No en vano habia pronosticado un temporal
el picamadero: segun dijo Jacobo Wingate , poco
tiempo despues cayó un copioso aguacero; ya
llovia cuando el capitan Ryecroft volvió 4 su
alojamiento, y á intervalos, durante todo aquel
dia y la noche siguiente, siguió diluviando de
una manera extraordinaria.
El rio va muy crecido, pues sus cien afluentes,
desde Plinlimmon, contribuyen con su respectivo
caudal ; y hasta el Vaga, por lo general tan puro,
limpido y tranquilo, precipitase furioso en turbu-
lentas ondas de color de cieno. Tambien sopla
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La señorita no se halla en su habitacion, ni ha estado en toda la noche.
él viento cón fuerza, rizando á intervalos la li-
Quida superficie, y haciendo saltar el agua.
W eligroso seria navegar aquella noche en el
Y8 para todo bote que no fuese conducido por
» we hombre práctico; y sin embargo, una embar-
lOn se prepara á deslizarse sobre sus aguas; es
Un sa que ha estado amarrada toda la tarde en
pequeño brazo que corre frente á las tierras
Llangorren, tributario cuyo nacimiento está
Mto á la cañada donde tiene su vivienda Ricar-
0 Dempsey. En este mismo lugar fué donde
even Wynn y Leonor Lees vieron al escribano
On el cazador furtivo , el dia de su aventura Con
Sd mineros, y casi en igual punto se halla la
nbarcacion de que hablamos; no es el bote de
Piel, sino una buena lancha con sus remos, como
148 que recorren á menudo el Wye.
són tstá junto á la orilla, amarrada 4 un árbol,
yo ramaje la cubre en parte. Durante el dia no
a pasado nadie cerca de ella, ni es probable que
aya sido observada. Protegida por algunos ma-
Orrales que casi tocan el agua, oscureciendo la
superficie, no es facil ver la embarcacion desde
el canal del rio; mientras que por tierra nO hay
allí camino ni sendero alguno, ni tampoco embar-
cadero de ninguna especie, de los que Se utilizan
para amarrar los botes. La lancha ha sido eviden-
temente atracada alli con algun objeto particular.
Hasta la hora de ponerse el sol no se indica
cuál puede ser: entonces, cuando la purpura del
crepúsculo se convierte en la tenebrosa oscuridad
de la noche, y en el momento en que vuelve 4
llover copiosamente, se ve á tres hombres avan-
zar entre los árboles que se elevan en la orilla.
Aunque el agua cae con fuerza, esto no parece
importarles; diríase que vienen de la vivienda de
Ricardo Dempsey, y que se dirigen hácia la lancha,
en la cual no hay ningun abrigo para resguardar-
se de la lluvia. Pero si no temen mojarse, otra cosa
les importará sin duda, pues de lo contrario no
andarian con tanta precaucion, ni hablarian
tampoco en voz baja. sto parece muy extraño
en un sitio donde es tan poco probable que nadie
les oiga ni les observe.