68 BIBLIOTECA ILUSTRADA DE TRILLA Y SERRA.
Bulstrode se celebra otra fiesta campestre, con
motivo de un suceso mucho mas plausible y grato
que el que habia reunido en la primera á los ami-
gos de sir Marmaduke; y todos los hombres hon-
rados del condado de Buckingham eran de este
número.
El antiguo campamento, que podia contener
millares de personas, estaba lleno, quedando ape-
nas sitio para jugar á los bolos , á la barra, á la
pelota, á la lucha, etc., en los que como siempre
tomaban parte numerosos jugadores.
-No se daba esta fiesta, como la anterior, para
celebrar el natalicio del heredero de Bulstrode,
sino otro acontecimiento mucho mas importante,
ó mejor dicho, dos acontecimientos. El caballero
de Bulstrode casaba aquel dia á su bija y á su
hijo: á la primera con el aventurero conocido con
el nombre de Jimele negro, al segundo con su
prima Laura Lovelace.
Holtspur era ya sir Enrique ***, coronel del ejér-
cito parlamentario y miembro del Parlamento.
Las dos parejas, sentadas en un banco de cés-
ped, contemplan los juegos de la alegre muche-
dumbre.
Fijad un momento vuestras miradas en la linda
Laura y en su jóven esposo: ¡cuán felices son!
Mirad ahora á María Wade, cuya deslumbra-
dora belleza eclipsa la de todas las mujeres reuni-
das en ese dilatado parque. Mirad, admirad; no
ha salido nada mas perfecto de las manos de la
naturaleza. ?
Toda la atencion de los circunstantes se divi-
dia entre ella y su esposo, el heróico patriota que
tanto habia trabajado y combatido por la libertad.
'Aquel dia, lo mismo que el del cumpleaños de
Walterio, bailábase tambien una danza morisca,
en la cual figuraban asimismo los outlams del
bosque de Sherwood; pero estos outlaws no son
ya los mismos, con pocas excepciones. Ahora es
el ex-bandido Gregorio Garth, ese hombre de
larga barba negra, quien representa al personaje
llamado Juanillo. El ex-coracero Withers, con-
vertido ahora en un decidido partidario del Par-
lamento, personifica á Robin Hood, y su bella
Cai es una bonita muchacha de blondos ca-
ellos.
¿Por qué no está allí la morena Bet Dancey?
¿Por qué falta allí el leñador Walford ?
Son muy pocas las personas presentes que no
pudieran responder á ambas preguntas ; todas
tienen noticia de la terrible tragedia que motiva
su ausencia.
Un hombre de edad madura y formas hercú-
leas, apoyado en un árbol, contempla tristemente
las diversiones de aquella fiesta: todos saben que
es el viejo Dick Dancey, el cazador furtivo. Su
musculoso cuerpo está mas inclinado que de cos-
tumbre; no ha salido de su casa hace muchos
meses. Hoy ha dejado su selvática choza para
presenciar la celebracion de los dos casamientos,
despues de haber pasado mucho tiempo llorando
en el aislamiento la pérdida de su única hija. Pa-
rece abatido, desesperado; las bromas y las ocut-
rencias de su compañero Garth no le hacen ya E
reir como otras veces; al mirar)a blonda y tímida +
doncella que representa el papel de la bella Ma- :
riana, recuerda cuán donosa y hábilmente lo des-
empeñaba su resuelta y buena Betsey, y una :
gruesa lágrima surca la atezada mejilla del ancia-
no leñador.
¡Ah! Cruel fué en efecto el fin de la ambicio- -
sa Betsey. Si su amor, sisu salvaje pasion por +:
Holtspur pecó de imprudente, fué en cambio sin- -
cera y desinteresada, por lo cual merece una lá-
grima de compasion. Aquel amor desgraciado le
causó la muerte en la flor de su edad, y esta
muerte fué el crimen del miserable que quiso me-
recer su amor apelando á la violencia, y que la +:
asesinó con la misma hacha con que la habia
amenazado, sin atreverse empero á descargarla
sobre el que consideraba insensatamente como
su rival. ]
Will Walford tuvo el fin que con tanta justicia
merecia; puesto que habia pasado toda su vida
entre los árboles, murió colgado de un árbol.
La fiesta que se celebraba en honor de los dos
matrimonios no terminó, como la otra, por nin-
gun incidente desagradable. Todo el mundo pa-
recia contento, excepto el pobre Dick Dancey y -
Dorotea Dayrell, que no tenia por cierto ningun ;
motivo para estar allí como no fuese el de critl-
carlo todo. :
Pero su aguda sátira estaba ya embotada, y
nadie le hizo caso cuando aludiendo á la prenda
de amor que el marido de María Wade llevaba en
el sombrero , dijo con la intencion que es de su-
poner:
—¡Un guante blanco! Hé ahí el verdadero sím-
bolo de la mujer recien casada ! Hoy blanca como
la nieve..... mañana oscurecida y quizás tratada
con desden ! ¡Allá veremos!
La hipotética profecía no halló eco entre los
que la oyeron ; tal vez porque nadie, á excepcion
de la envidiosa profetisa, deseara Ó creyera que
tal fuese el destino de
EL GUANTE BLANCO.
TED Oe
e
Car. 1I—Wil Walford. . 2083
1.—Una marcha sospechosa... .—Un encuentro inesperado. .
A > 8
T!I.— Una asamblea rebelde. .
» TY —Una prision resuelta...
V.—Oriol entra en sospechas. .
¿VI—Sobre la pista... . < .-. Els Nue
VII.—Dancey bebido.. . . .-. » XVIL.—Dos viajeros. .
VIIT.—Un castigo aplazado. . . . » XVIIN.—La escolta . ;
XIX.—El rescate... .....
XX,—Tranguilidad aparente..
1X.—Un centinela sobornado. . . »
X.—Mutuas sospechas... . »
_XL—Una visita en la prision —. 31
.—Tempestad y bonanza. . :
-Una extraña promesa. . . : XXIV.—Uná ...
PÁc.
Car. XXI—Preparativos de caza . .
XXIT.— Un? cacorio. san halcon. .
XXIM.- Ta: dde
XXV.—Uno “ción.
XXVI.—El proceso. . . ...-+
XXVII.—La hermosa suplicante. .
XXVI!I.—Cambio de acantona-
mientos ah JGI0
_XXIX.—Marston Boor .
OD. .