Full text: La cautiva blanca

  
   
LA 
Cer no se atreven otros á deciros, aunque no sé por 
qué, puesto queal fin y al cabo sois un hombre 
como los otros, por mas que figureis á la cabeza de 
la éolonia. Por lo que yo entiendo, toda vuestra 
gente se ha establecido aquí, tomando posesión de 
una tierra que perteneció á los indios; y en este 
caso, no sé por qué se me figura que las mismas 
leyes que rigen para los blancos deben regir 
tambien para los Pieles rojas. Ahora bien, gober- 
hador, aquí no sucede eso; y Si debia ser asi, yo 
veo que no es; y si el hombre blanco ha de tener 
“guna ventaja sobre el indio, esta debe reconocer 
un limite. Acaso no lo creais ast, gobernador, y tal 
vez os parecorá muy natural que esto siga la mis- 
ma marcha que hasta hoy dia; pero yo 08 digo 
que no es justo, y que por lo tanto la cosa pa- 
rá en mal] Y advertid que os hablo de este modo 
porque pienso para mi que tencis más criterio que 
todos los demás de la colonia, y tambien, mas 
que perder en cuanto á posicion. Mal que 0s pese 
CAEDIV A 
| 
| 
| 
| 
| 
BLANCA; 9 
ya os he dicho todo cuanto deseaba deciros, y 
por lo tanto queda mi conciencia tranquila. 
— Está bien, Carrol, replicó Rody con una 
sonrisa forzada, me complace vir vuestra opinion, 
que indudablemente tiene su valor. 
— Ignoro si la tiene, repuso Carrol, pero si.sé 
que es la de un hombre honrado. Lejos de mi la 
intencion de daros un consejo, gobernador; ereo 
de mi deber hablaros así, y yo soy hombre que 
procura ante todo cumplir con sus deberes. Del 
mismo modo os diré que eso de que vuestro hijo 
Warren vaya persiguiendo siempre á lajóven in- 
dia, no parará en bien, para ninguno de los 
dos. 
Antes de que el gobernador pudiese contestar 
avestaltima observacion pres2ntóse á la entrada 
de la choza el mismo Warren Rody. 
Visto á la luz del dia, este jóven ofrecia un con- 
traste singular con su padre: de escasa estatura, 
faciones afeminadlas y muy movibles, y de con- 
an 
«Lia 
  
Rody comunica sus proyectos á Cris Carrol. 
textira débil. no parecia hijo del hombre endure- 
cido y robusto que estaba á su lado. 
Vestia con mucho esmero, y notábase en 
cierto uire de presunción nada agradable. 
Por una de esas impresiones mentales imposi- 
b'es de definir, tanto Carrol como Elias Kody 
comprendieron que Wagren habia escuchado la 
cONVersaciol. 
Pero anque asi fuese, en nada dió á conocer- 
lo; limitóse á sonreir, y golpeando su bota con el 
látigo que lleyaba en la mano, exclamó: 
—¡Ah, vos aquí, padre mio! ¿habeis venido 4 
Ver al inválido, ó 4 despediros del cazador, que 
segun me han dicho, marchará mañana? 
Elias Rody no contestó á la pregunta, y vol 
viéndose á Carrol le dijo: 
— Del asunto que teníamos que tratar, ya ha- 
blaremos otro dia; pero de todos modos quedo 
muy agradecido por vuestro buen consejo. 
El acento de Elías era cortés, pero tambien algo 
irónico. 
Y al despedirse, dijole 4 su hijo; 
6l 
Mowel timorano á casa, Warren, pues de- 
seo hablaros en particular. 
Y Elías se alejo de la cabaña, nó muy satisfecho 
de la entrevista que habia tenido con el cazador, 
pues nada desconcierta tanto 4 los hombres in- 
trigantes como la franca honradez. Tan pronto 
«como se hubo alejado, Carrol comenzó á murmu- 
rar una canción, Y pasaron algunos momentos 
antes de que Warren le dirigiese la palabra, 
— ¿Cómo está Nelatu, le preguntó al fin; ten- 
drá suficiente fuerza para caminar mañana? 
— Creo que no, contestó Carrol interrumpien- 
do su cancion, mejor será que permanezca aquí 
hasta que venga su gente; ya nO debe tardar, y 
este descanso le comunicará fuerzas, 
“—¿Por qué estaba incomodado mi padre? pre- 
guntó Warren. 
No sé, contestó el cazador; tal vez le habré 
desagradado alguna cosa. 
y 
—Pero, decidme, Carrol; ¿es cierto que Os vais 
| mañana? 
—$1, al amanecer. 
 
	        
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.