FOLLETIN DE EL - Hipo VALENCIANO 
  
Er Sereno salió reflnfúianao, en VOZ 
baja. . 
Durante un minuto Carlos permaneció - 
«inmóvil, con la mirada fija en aquella in. 
feliz y en el escuálido niño que. oprimía 
contra su pecho, 
De pronto se oyeron en el pasillo que 
conducía al patio los discordes gemidos 
de un violín tocado por mano torpe. Esta , 
especie de «rum rum» inarmonioso que 
hubiera irritado los sensibles nervios de . 
fué. .aproximándose. hasta la 
puerta de la habitación doude se hallaba 
Paganini, 
-€l conde de San Pablo, Y 
De repente se abrió la, puerta de yn 
modo brusco, «presentándose un hombre 
con un violín en la mano, 
Al ver a Carlos, se detuvo y: ¡retrocez : 
dió un paso, yendo a caer de Bspaldas. 
contra la pared. 
-El aspecto de “aquel. sémbea: era Trepug- 
| nante: era uno de esos tipos patibularios 
que caracterizan lo más abypoto. de la 
hez de la pcia p 
el Fino en. 
si A —¡Denuz ) 
yo veo; y que lo merecen: menos que mi : 
Agustina, ¡Oh1 Ni una reina gastaría | 
más ringorrangos que mi mujer. 
Y el hombre comenzó a tocar el violín 
de un modo tan brutal, que la pobre mo- 
ribunda se llevó las manos a los oídosy 
exhalando un gemido doloroso. 
Carlos avanzó hasta donde estaba. el ' 
hombre, y quitándole el violín de las ma. 
nos, dijo: Y 
—Respete usted el dolor de esa des: 
_graciada. 
—¿Es usted de la policía? E 
Tal: vez-—contestó el conde, que cos 
menzaba a, concebir algunas sospechas. 
- Ab oír esto, la: enferma. hizo un esfuer.« 
zo violento y se incorporó en la estera. 
—¡Tú quieres morir en un patíbulol=- 
dijo con.acento desfallecido—, ¿De dónde 
has sacado ese violín? Porque mo es tu- 
yo, T omás, no es tuyo; tú no lo tenías al 
salir de casa, y no has podido comprar 
le, porque te faltaba el dinero para pa 
O, por mejor decir, para yino, , 
- —¡Quél ¿Vas tú a denunciarme tam 
_bién?—exclamó CON, VOZ: bronca Y is 
tando los puños el marido, 
jarte! Lo que yo quiero 
morirme pronto. Afortunadamente, ve 
- que Dios se apiada de mis dolores, y es 
desconsuelo que siento en el corazón e 
la muerte que avanza. 
Y la infeliz se dejó: ¿aer dem la este- 
eS desfallecida, ei