FOLLETIN DE EL MERCANTIL VALENCIANO
«sabía que la escuchaba en la pieza in-
mediata el hombre cruel por quien lo.
había olvidado todo, por quien había sa-
crificado hasta su honra, y a quien. ama-
ba aun por desgracia, | :
En cuanto a Rafael, todo tálituto, to-
ee «sentimiento, tenía encarnada en su.
na la música de Bach, y Se unía a su
qdo arrastrado por la inspiración.
—Pero, ¿quiénes son esos músicos que
tan tiernas notas nos dedican?—preguntó
Clotilde sin poderse contener.
Carlos hizo una geña ls que tuviera E
a mado
eS Rafael el ciego.
- estremecerse y *palidecén
ni nuestros males,
mi nuestras penas,
el que las causa,
-19y), las consuesd.»
Terminó el coro.
Clotilde se puso de pie y se dirigiósha-
cia la cortina de damasco.
La última. nota había penetrado en su
corazón como el gemido de un moribun-
do que pide socorro.
Llegó a la' puerta y descorrió la co.
gadura, diciendo:
-—Yo eel conocer a los que cantan
Todas las miradas se dirigieron :
ds arto del jardinero,
Entonces se pudo ver un grupo encan-
formado por Ana, los dos niños
Se hallaban de pie, y en actitud de á
rigirse hacia el ia di
Bonato, al verlos, no o pudo. menos de
Carlos suspiró con. sa
- había notado de estremeció ento del mar»
ss ds cant que pet señor
A mente prafinatas
sir RA Dios
de rial a los n
les de la tierra!
Ñores.
a ¡iesracas señ