CAPÍTULO VII]
A
CONTINUACIÓN DEL ANTERIOR
¡ Carlos se Hallaba dira
A dieciséis años de ausencia, aquella fa.
llia derramaba lágrimas de profundo y
Verdadero sentimiento al saber positiva-
te la muerte del jefe de ella, muerte
e “sospechaba desde antigua fecha.
Y lo más asombroso para. Carlos, LO
fundo conocedor del corazón , humano,
' no haber oído ni un grito de asume.
+. ni una exclamación de alegría al
Articiparles la iómnensa fortuna si les
-Es ¡indudable—se ass esta pue
nte hubiera trocado todos los millo-
l mundo por tener vivo al que ya
te. Hubiera preferido verle entrar
la puerta de su buhardilla pobre y
rajoso, a recibir con cien millones la
a de su muerte. En el mundo, por
Ortuna, existen «seres verdaderamente
dos, y esto refresca el corazón acos-
rado. a cruzar e el centro de la
Upon o,
ego se tome la. molestia de
de
E murió en ¿
esa terriblbe pla
cida por la violen
medad.
Después
lía y entr +
- millones en letras sobre una de las. cas.
- sas de banca más ricas de Londres, :
or Abdida, que dica sar
historia de mi querido esipOSO, y le y
dió cesid
cia que por una enfer
El conde continúó:
e —Antonio Gutiérrez había heredado po-
COS S dió entes una gran fortuna de su tío
don Gregorio, veinte millones de reales,
y se disponía a regresar a España, cuan»
do se sintió atacado de la enfermedad
que le llevó al sepulcro.
Otro español le asistió durante su do-
lencia, a quien Antonio creía honrado y
bueno; por eso pocos momentos antes de ..
morir: le, entregó Nba su fortuna, dición. a
e IN
sea a mi fami
le esta carta y estos veinte
El falso amigo juró por la salvación de 0
su alma cumplir el postrer encargo del
moribundo
a ico cob
id só de nuevo a. América. sin pi e
AN
no tes noticias k
E faltando a su da E A,